El griego inverso
Malacostumbrado
como estoy a que los demás escriban sobre mis libros, se me hace extraño hacer
yo lo mismo del de otro, máxime si ese otro es el autor de una tesis doctoral
sobre mi literatura, la primera, por cierto, que se dedicó a ella cuando uno
aún no estaba ni a la mitad siquiera de su carrera literaria. Fue una llamada
desde Granada la que me informó de ello, pero lo que más me sorprendió fue que
el autor fuera un estudiante griego cuyo nombre remitía a los antiguos héroes
de la historia helénica: Konstantinos Paleologos. Su aparición en mi casa, en
Madrid, a los pocos días de esa llamada aumentó la sorpresa inicial por cuanto
el griego al que yo esperaba medía casi dos metros y hablaba el español a la
perfección. No sólo eso. Ante mi desorden, del que yo le había avisado por
teléfono, el espigado griego se encargó de ordenar y fotocopiar el centón de
recortes de prensa con críticas y entrevistas que yo le di en una caja y de
devolvérmelos encuadernados y sin polvo, como debería haberlos tenido yo si en
aquella época no trasnochara a diario y viviera como si la vida fuera a durar
una eternidad.
Konstantinos Paleologos, del que con
el tiempo me haría amigo y él, a su vez, traductor de mi obra, ha seguido desde
aquella lejana mañana madrileña atento a mi producción literaria, revisándola y
estudiándola hasta el punto de que me atrevería a decir que es uno de los que
mejor la conoce. En este libro con sus artículos teóricos hay varias alusiones
a ella y continuamente, aquí y allá, en congresos literarios o en encuentros de
Universidad, expone sus teorías sobre mis libros, algunos de los cuales, ya
digo, ha traducido él mismo a su idioma y hasta buscado editor para que sus
compatriotas pudieran leerlos. Pero ahora me toca mí hablar de esos textos
teóricos y me alegro enormemente de que sea así, no sólo por devolverle una
parte mínima de todo el trabajo que ha hecho en mi favor sino porque ese
trabajo tiene un interés autónomo, independientemente de que en él siga
habiendo alusiones a mis obras. Ahora es Konstantinos Paleologos, el griego
inverso (por hispanista y por su amor a España, cuando lo habitual es que
seamos los españoles los enamorados de la cultura griega, de la que procedemos),
el autor y yo el analista, si es que un escritor puede sentar cátedra de la
obra de otros, cosa de la que personalmente dudo mucho.
Literatura y traducción. Apuntes
traLiterarios, el libro que tengo el honor de
prologar, es, como el título indica, una recopilación de aproximaciones
teóricas que Konstantinos Paleologos, después de años de dedicación a ambas
disciplinas, la enseñanza y estudio de la literatura y la teoría y la práctica
de la traducción, ha enhebrado a propósito de conferencias y publicaciones, abordando
diversos aspectos de aquellas, juntas o por separado. La relación de los textos
que aquí se presentan habla de su variedad, pero en todos se advierte un
interés por el canon literario, esa frontera de lo literario que algunos
discuten quizá por mala conciencia, y por la literatura española, especialmente
la narrativa, que es el campo de estudio de su predilección. Como señala en la
introducción que sigue a este prólogo, este es un libro de miradas («propias y ajenas,
documentadas y sesgadas, atrevidas y conservadoras») sobre la literatura en
todas sus manifestaciones. Al autor le interesan «el peso de los cánones
literarios en la consagración (u olvido) de los autores, la influencia de las
promociones literarias en la pervivencia de ciertos autores y obras, la
conformación y la vigencia del concepto de la literatura mundial y el papel que
desempeña en ella la labor de los traductores». Un abanico de prospecciones
teóricas, pues, que permitirá al lector adentrarse a la manera de Ulises por múltiples vericuetos y, a la de Don
Quijote, contraponer sus propias ideas con las del autor, parapetado aquí tras
el disfraz del teórico pero que no disimula su condición de escritor y lector
atento a todo lo que se publica, no sólo en Grecia y en España, sino a nivel
mundial.
Luego está su faceta de
traductor, más tardía respecto de las anteriores y en la que yo he tenido parte
de culpa (más que yo algunas de mis novelas) y que aporta a este libro un par
de capítulos de interés especial para los traductores. Así los dos últimos, que
hablan del canon literario y de la influencia de los traductores en su
conformación, con el caso de la traducción del español al griego como ejemplo,
y de la importancia de la enseñanza en la formación de los aspirantes a traductores,
utilizando aquí como decisiva la colaboración de los escritores a ella. Un
tercer texto, el titulado «Cruzando
fronteras», regresa al papel de los traductores en la
formación del canon literario, algo que, como se ve, a Konstaninos Paleologos
le preocupa mucho.
En síntesis, se trata
este libro de un ramillete de textos teóricos, de hojas aquí reagrupadas del
cuaderno de bitácora de un Ulises moderno cuyo camino inverso, de Grecia a
España en vez del que dicen que hizo el héroe homérico, ha llevado a su autor
hacia el núcleo de dos pasiones personales, lo español y la literatura, a las
que la traducción ha fundido en una como el viajero comprenderá al leer estas
páginas. Que uno, como escritor, recomienda no sólo a los profesores de Lengua
y de Traducción sino a todas aquellas personas interesadas en comprender el
misterio de la literatura.
Madrid, 2017
El libro de Konstantinos Paleologos Literatura y traducción. Apuntes TraLiterarios, con prólogo de Julio Llamazares, se publicó en octubre de 2018 por la editorial malagueña E.D.A. libros.
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