Τετάρτη 30 Απριλίου 2014

Carlos Vitale: Breve panorama del microrrelato en español

Aunque parezca una contradicción, el microrrelato en español es de tal magnitud y riqueza que ni siquiera hay acuerdo sobre su nombre. Se lo ha llamado y se lo llama, entre muchas otras posibilidades, minificción, hiperbreve, textículo, ultracorto, cuántico o nanorrelato. Cada día, podría decirse, surge un nombre nuevo, como si cada creador quisiera tener su propio subgénero dentro del género.
Por otra parte, a pesar de que el texto breve hunde sus raíces en la noche de los tiempos (pensemos en otras formas de expresión de algún modo relacionadas, como los aforismos, los proverbios, las máximas, el cuento tradicional, los epitafios o las fábulas), es lícito decir que el cuento breve, con ambición narrativa o literaria, surge en lengua española a principios del siglo XX, con autores como Rubén Darío, Vicente Huidobro, Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral, José Antonio Ramos Sucre o Alfonso Reyes. No obstante, basta echar un vistazo a la antología Cuentos breves y extraordinarios, de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, para encontrarse con textos maravillosos del chino Wu Ch’eng-en, del siglo XVI, los franceses Voltaire y Diderot, los latinos Plutarco y Cicerón, o de Las mil y una noches.
Pero volvamos al microrrelato en español. La primera dificultad empieza ya con el intento de definir el género, qué diferencia, por ejemplo, un aforismo o un cuento de extensión “normal”, de un microrrelato. No soy, ni quiero ser, un teórico del tema, pero me atrevería a sugerir que el aforismo está más relacionado con la reflexión filosófica o el pensamiento. El microrrelato, en cambio, cuenta una historia en poquísimas palabras. Debe mantener la tensión, a diferencia de lo que ocurre con un relato más largo o una novela, en la que puede haber sitio para los “espacios vacíos”. En el microrrelato, como en la poesía, todo debe ser significativo. Dado que es imposible crear personajes que tengan una verdadera entidad o desarrollar su psicología, cada texto exige una enorme atención por parte del lector, que de algún modo debe completar aquello que se le ofrece, captando la referencia a un determinado acontecimiento, a una película o a una novela. Y, a diferencia de lo que ocurre con una novela, cayendo otra vez en una aparente contradicción, no es conveniente leer un libro de microrrelatos de un tirón, sino poco a poco, deteniéndose en cada texto, releyéndolo, rehaciendo el camino una y otra vez. El lector apresurado o inexperto sólo se queda en la superficie de los textos. Así, se dejan de lado los fundamentales aspectos metaliterarios.
Pese a su centenaria tradición, el microrrelato comienza a alcanzar la mayoría de edad, por lo menos en cuanto a su reconocimiento, con la publicación del cuento “El dinosaurio”, de Augusto Monterroso, en su libro Obras completas (y otros cuentos), de 1959. Considerando su relevancia, no me resisto a leerlo:

EL DINOSAURIO

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

No es que este texto sea el mejor microrrelato de la historia, quizá ni siquiera el mejor de su autor, pero de lo que no hay duda es de que marcó un antes y un después. En él hallamos casi todas las características de un microrrelato: economía verbal, austeridad con un mínimo de combinaciones, evitación del confesionalismo, riqueza de vocabulario, precisión de la palabra escogida, el absurdo y, claro está, el distanciamiento y la ironía, más que el humor vulgar.
Pero ahora, antes de adentrarme en mi acercamiento al relato hiperbreve, debo hacer una confesión: yo no me siento exactamente, o exclusivamente, un autor de microrrelatos. Creo que mi libro Descortesía del suicida es más bien una “ensaladilla” o, en términos más académicos, una “miscelánea”, en la que se mezclan los relatos propiamente dichos con otro tipo de textos: anécdotas, chistes, aforismos y breves poemas en prosa, que podrían tener perfecta cabida en un libro de poesía. También es, para mí, una especie de diario personal, en el que he ido apuntando cosas que me han ocurrido o se me han ocurrido a lo largo de muchos años. En otras palabras, es un libro “fronterizo”, “mestizo” o “híbrido” entre distintos géneros, entre los que sí, es verdad, se incluye el microrrelato. 
Para hablar de mi iniciación en el relato hiperbreve o de mi aproximación a él, bastará recordar que nací en Argentina, donde hay verdaderos maestros en esta especialidad, como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar. Tampoco puedo soslayar la importancia que tuvo para mí la lectura de la revista mexicana “El Cuento”, que dirigía el escritor Edmundo Valadés y que yo recibía regularmente en Buenos Aires, a principios de los años setenta. Precisamente en ella, hace ya más de treinta años, leí por primera vez a Augusto Monterroso. En cada número, “El Cuento” organizaba un concurso de relato hiperbreve, lo cual ayudó sobremanera a la difusión del género. Aparte de Borges, Bioy Casares, Cortázar, Monterroso y Valadés, también excelente cuentista, además de editor, son infinitos los autores españoles o latinoamericanos editados en España que merecerían ser citados aquí: Enrique Anderson Imbert, Juan José Arreola, Isidoro Blastein, Raúl Brasca, Marco Denevi, Julio Torri, Cristina Fernández Cubas, Eduardo Galeano, Luis Mateo Díez, José María Merino, Andrés Neuman, Alejandra Pizarnik, Max Aub, Ednodio Quintero, Ana María Shua, Luisa Valenzuela y un largo etcétera. Todos ellos, algunos muertos y otros felizmente vivos y en activo, son dignos de ser leídos con aprovechamiento y pertenecen a los más de veinte países en que se practica el relato hiperbreve.
En lo que a mí se refiere, también debo aludir a otros autores que, fuera del ámbito de la lengua española, han tenido, de alguna manera, una gran influencia sobre mí o con los que al menos siento una gran afinidad: Robert Walser, Franz Kafka y Thomas Bernhard, de quienes hay excelentes traducciones al castellano, y Gesualdo Bufalino y Ennio Flaiano, dos escritores italianos a los que siempre he seguido con mucho interés. No quiero terminar estas escuetas palabras, antes de empezar la lectura de algunos textos de Descortesía del suicida, sin recomendarles que busquen urgentemente dos cuentos brevísimos y memorables: “Borges y yo”, de Jorge Luis Borges, y “Continuidad de los parques”, de Julio Cortázar. Ambos son prueba de que no se necesita más de una página para escribir una obra maestra.

Conferencia pronunciada por el escritor argentino, afincado en Barcelona, Carlos Vitale el 20 de febrero de 2012 en el Instituto Cervantes de Atenas, durante la presentación de la edición en griego (trad. Alexandra Golfinopoulou) de su libro Descortesía del suicida.


Σάββατο 19 Απριλίου 2014

El fin de las generaciones, de Enriqueta Antolín

No hay tal fin, porque no hay ni ha habido tales generaciones. Las “generaciones” son un invento de los críticos y estudiosos de la literatura, que padecen el síndrome profesoral del cuadro sinóptico. Sin clasificaciones no pueden explicar la realidad. Un estudio detallado de las llamadas generaciones (la del 98, la del 27, la de los 50...) nos llevaría a la conclusión de que se trata de algo forzado, a posteriori.
            El crítico estudia y concluye que hay unas características que se repiten en unos determinados escritores (lo mismo pasa con los artistas plásticos o con los músicos, por ejemplo). Los que no las cumplen –y suelen ser muchos– quedan fuera. De este modo la clasificación que termina por imponerse es, por su propia naturaleza, profundamente injusta. Los que no constan en la lista; los que no llevan el marchamo que los acredita como pertenecientes al prupo elegido y representativo son, a su vez, agrupados entre ellos. Pero ese nuevo grupo ya no aparece en los libros de texto. Son los exluidos, los malditos. De ellos se habla raramente, y siempre en libros o en la programación de instituciones culturales tan marginales o malditas como ellos mismos.
            En estos días la revisión le ha tocado a Altolaguirre. La Residencia de Estudiantes de Madrid ha decidido rescatarlo, y los periódicos lo descubren con un entusiasmo desmedido. El desclasificado vive un momento de gloria, y hasta se reeditan sus inencοntrables escritos. Lo que no quiere decir que se vendan ni que se lean. Finalmente, y como era de suponer, los malditos terminan por resultar más interesantes que los benditos.
            Ningún crítico ni escritor a la moda se atreve a sentirse al margen. No obstante, ser adepto y adicto a los excluidos es un signo de distinción. Un modo de desmarcarse de la norma, entendida como vulgaridad. Una manera fácil de convertirse también en crítico o intelectual exquisito.
Es más que probable que a los escritores de una generación determinada no les una nada diferente que lo que une a cualquier otro grupo de ciudadanos. En épocas de postguerra, por ejemplo, el escritor habla del hambre, de la represión, de la muerte y la tristeza. Por otra parte, tampoco podría hablar de otra cosa: el mundo que habitan sus personajes es el mundo en que él mismo vive. Y, con frecuencia, el único que conoce. Esa mujer que refleja un mundo entrevisto entre visillos vive también confinada detrás de las mismas ventanas. Y esa misma sociedad desesperada, esa realidad opresiva que está ahí afuera y de la que los protagonistas y sus creadores querrían escapar es la misma realidad que se asoma a los cuadros de los pintores de la misma época; o la de los compositores que “ponen la oreja” a los sonidos que llegan de lejos y tratan de recrearlos sin saber muy bien a qué atenerse.
            También es cierto que en cualquier época están los que van a su aire. Los que ni escuchan, ni se enteran de lo que pasa a su alrededor. Los que no quieren enterarse. Ésos siguen componiendo pasodobles en el siglo XΧΙ, pintando toreros y escribiendo falsas historias de romanos (o de griegos de la antigüedad, que también son muy sugerentes). O peor todavía: de esoterismos. De cruzados, de brujos, de inquisiciones y santos griales, de castillos y fantasmas.
            ¿Será éste, quizás, el nexo que una a la supuesta generación literaria actual? ¿Será la huida hacia atrás, los vendajes en los ojos, el escapismo, la alienación buscada y consentida el epígrafe bajo el cual los críticos del futuro agruparán a la generación a caballo entre los siglos XX y XXI?
            A primera vista parece un disparate, pero una observación atenta de los títulos que se ven en los escaparates de las librerías y aparecen en las listas de los libros más leídos hace temerlo. Hasta hace poco, a estas historias no se les llamaba literatura. Pero desde hace algún tiempo las editoriales serias, las que están orgullosas de su apuesta por la literatura de verdad, parecen haber descubierto que la exquisitez no es buen negocio. Y algunos –cada vez más– de los escritores que se sentían cómodos escribiendo bien y vendiendo regular se han apuntado al equipo ganador y andan buscando excusas para explicar que el continente no tiene por qué condicionar el contenido. O, dicho de otro modo: que las apariencias engañan. Y que aunque en la portada de su última y triunfante novela aparezca un corazón sangrante y un enmascarado cabalgando un dragón, se trata en realidad de una reflexión modernísima sobre los problemas del hombre actual frente a la globalización.
            Sería un desastre. Sería una locura, pero otras locuras peores se han dado en la humanidad y aquí seguimos. En estos días los periódicos están hablando cada vez con más desparpajo de la conveniencia de ir pensando en otros soportes más modernos para la literatura. El libro tal como lo conocemos, dicen, está quedándose obsoleto. Cada vez es más difícil y más caro obtener papel. Cada vez son más raros los que quieren dedicarse al difícil oficio de editar. Cada día son menos los ciudadanos que dedican una tarde a remirar en los estantes de las librerías: cada día se cierra una librería en cualquier ciudad. Y sólo muy raramente se abre otra.

            Mejor sería, en mi opinión, no hablar más de generaciones literarias. Porque si nos empeñamos en seguir haciéndolo, los que todavía tenemos fe en la literatura deberíamos empezar o a reciclarnos o a considerarnos –sin esperar a que nos clasifiquen los demás– como los representantes de la última generación de escritores a los que no sólo importaba qué contaban sino cómo lo contaban. La generación de los empecinados, podrían llamarnos, por ejemplo. O, mejor todavía y para estar más a la moda: “La Generación de los Cruzados del Más Allá”.

Conferencia promunciada por la escritora Enriqueta Antolín en Atenas el 28 de noviembre de 2005, en el marco de la mesa redonda que, bajo el título "El fin de las generaciones", organizó el Instituto Cervantes de Atenas con la participación también de Hipólito González Navarro, Javier Azpeitia y Konstantinos Paleologos.

Παρασκευή 18 Απριλίου 2014

8 aforismos acerca de la traducción de poesía, de Konstantinos Paleologos

Poesía, poésie, poesi, poezija, poezie, ljóð, şiir, poëzie, poetry… ¿Quién dijo que la poesía es intraducible?


Los que afirman que hay poemas que no se traducen es como si argumentaran que hay poemas que no se leen.


Métrica, ritmo, rima, asonancia, aliteración, sinalefa, musicalidad... Insignificantes, se podría decir, los obstáculos que ha de superar el traductor de poesía.


La arbitrariedad es inherente a toda (buena) traducción de poesía.


Los traductores traducen (a veces poesía). Los poetas escriben poesía. Los poetas-traductores escriben poesía.


Nabokov tradujo al inglés Eugenio Oneguin en prosa. Rumores de que Pushkin está elaborando la traducción en verso de Lolita al ruso se refutan como malintencionados.


La gran poesía aspira al "premio del tiempo", la inmortalidad; la traducción sabe, afortunadamente, que es mortal.



El gran poeta nunca dio su permiso para que se tradujera ni tan solo un poema suyo. Pronto pasó al olvido.

Πέμπτη 17 Απριλίου 2014

Δεκαοκτώ ποιήματα του Manuel Altolaguirre, μετάφραση: Κωνσταντίνος Παλαιολόγος

Ακίνητοι άνθρωποι


Ακίνητοι άνθρωποι

να κοσμούν κήπους πλάι στη θάλασσα,
και λουλούδια περιπατητές,
δέντρα επιχειρηματίες
και φυτά έμποροι
να τρέχουν στους δρόμους
σε μια ρουτίνα συγκεχυμένη·
συρφετός που κατεδίωκε
ένα τεράστιο δέντρο δραπέτη,
κατηγορούμενο και ’γω δεν ξέρω για ποιο παράπτωμα
ενάντια στην ιδιοκτησία.

Από τη συλλογή Las islas invitadas y otros poemas (1926)

 

Στην όχθη


Στην όχθη της λίμνης

που περιβάλλουν τα βουνά
παίζουμε μπιλιάρδο με τις φωνές μας.

Από τη συλλογή Las islas invitadas y otros poemas (1926)

 

Η ηχώ


Η ηχώ της σειρήνας του πλοίου

θα έπρεπε να είχε καπνό.

Από τη συλλογή Las islas invitadas y otros poemas (1926)

Εκείνος ο τοίχος


Εκείνος ο τοίχος που δεν αντηχούσε τη φωνή σου

ήταν σπογγώδης και τσιγκούνης
σαν στυπόχαρτο.

Από τη συλλογή Las islas invitadas y otros poemas (1926)

Ο θάνατός του


Τι χτύπος και εκείνος του ρόπτρου

πάνω στον κρύο έβενο της νύχτας!
Κατρακύλησαν τα εύθραυστα αστέρια.

Όλοι οι φυλακισμένοι αισθανθήκαμε
το τράβηγμα του σύρτη.
Για ποιον; Για πού;

Ο ήλιος η διπλωμένη του σελίδα
μπήκε λοξά από τη χαραμάδα,
φωτίζοντας τη σκόνη.

Τράβηξε την κουρτίνα του ο εκλεκτός,
και διείσδυσε στο ηχητικό περιβάλλον
του Τρίγωνου και του αφρού.

Μας άφησε τη φυσαλίδα της απουσίας του
και τη συνομιλία των εγκωμίων του.

Από τη συλλογή Las islas invitadas y otros poemas (1926)

 

Οι λέξεις σου


Στηριγμένη στον ώμο μου

είσαι το δεξιό μου φτερό.
Σαν να ξεδίπλωνες
τις απαλές σου μαύρες φτερούγες,
οι λέξεις σου σ’ έναν ουρανό
κατάλευκο με ανυψώνουν.

Έξαρση. Σιωπή.
Καθισμένος στο τραπέζι,
ματώνει η πλάτη μου,
πονάει η απουσία σου.

Από τη συλλογή Poesía (1930-1931)

Η ποίηση


Τόσο καθάρια που είναι αόρατη,
μέσα στον εαυτό της κρύβεται,
όπως ο αέρας ή το νερό,
διάφανη και μυστική·
έρημη όχι, αυλακωμένη
από πουλιά και ψάρια,
λαβωμένη από τα δέντρα.

Από τη συλλογή Poesía (1930-1931)

Δίχως εκείνη


Η μοναξιά μου απούσα.

Τι μοναξιά, δίχως μοναξιά!

Να νοιώθω μόνος δίπλα
σε τόση συντροφιά,
μόνος, δίχως μοναξιά.

Να αισθάνομαι χαμένος,
αθεράπευτα μόνος, διαλυμένος
στο πλήθος.

Τι σκονισμένα ερείπια

η συντροφιά των πάντων!

Τι κτήριο ήρεμο,
πυκνό, βαθύ,
η απούσα μοναξιά μου!

Από τη συλλογή Poesía (1930-1931)

Τώρα


Τώρα ξέρω πως είσαι εσύ.

Τώρα, όταν δεν σε νοιώθω,
όταν οι αισθήσεις μου δεν σε περιορίζουν.
Τώρα είναι που σε έχω.

Από τη συλλογή Poesía (1930-1931)

Το σύννεφο

Δεν κουνιέται ούτε ένας μυς
στη ξέφρενη φυγή σου, ήρεμο σύννεφο·
δεν είσαι πλέον σαν το υγρό
σώμα που πηδούσε
στη γη, όταν ζούσες,
δεν είσαι ούτε κύμα ούτε ποταμός,
είσαι μια ψυχή ή ένας άγγελος
που, παρά τη λευκότητά του,
είναι καταδικασμένος
να κάνει το χιτώνα του
βροχή, χιόνι ή θρήνο.

Από τη συλλογή Nuevos poemas de las islas invitadas (1936)

Δεν έφτασα εγκαίρως

Ο αδελφός μου Λουίς
με φιλούσε διστακτικός
στις αποβάθρες των σταθμών.
Με περίμενε πάντα
ή με συνόδευε για να με καταβοδώσει.

Και τώρα,
όταν μου ’φυγε και ’γω δεν ξέρω για πού,
δεν έφτασα εγκαίρως,
δεν υπήρχε κανείς.
Ούτε καν η πιο απόμακρη ηχώ,
ούτε καν μια σκιά,
ούτε η αντανάκλασή μου στα άσπρα σύννεφα.

Αυτός ο ουρανός είναι υπερβολικά μεγάλος.
Πού να βρίσκονται τα παιδιά του αδελφού μου;
Γιατί δεν είναι εδώ;
Εγώ θα πήγαινα μαζί τους
ανάμεσα σε πράγματα αληθινά.
Ίσως να μπορούσαν να μου δώσουν το πορτρέτο του.
Δεν θέλω να είναι σ’ ένα υπνοδωμάτιο,
μαυροφορεμένα.
Θα είναι καλύτερα να τρέχουν δίπλα στο ποτάμι,
να τρέχουν ανάμεσα σε λουλούδια δίχως να τα κοιτούν,
να μην κοντοστέκονται ποτέ
όπως στέκομαι εγώ ακίνητος
στο χείλος της θάλασσας και του θανάτου.

Από τη συλλογή Nube temporal (1939)

Σκοτεινός έρωτας


Αν για σένα ήμουν σκιά
όταν κάλυψα το κορμί σου,
αν όταν σε φιλούσα
τα μάτια μου ήταν τυφλά,
ας εξακολουθήσουμε να είμαστε νύχτα,
σαν τη νύχτα απέραντοι,
με το σκοτεινό μας έρωτα,
δίχως όρια, αιώνιο…
γιατί στο φως της μέρας
ο έρωτάς μας είναι μικρός.

Από τη συλλογή Más poemas de las islas invitadas (1944)

Για να φτάσω το φως


Λένε πως είμαι ένας άγγελος

και, σκαλί σκαλί,
για να φτάσω στο φως
πρέπει να χρησιμοποιήσω τα πόδια μου.

Κουρασμένος από το ανέβασμα, μερικές φορές κατρακυλώ
(ίσως να φταίνε οι πτυχώσεις του μανδύα μου),
αλλά ένας άγγελος που κατρακυλά δεν είναι άγγελος
αν δεν έχει την τιμή να φτάσει στον πάτο της αβύσσου.

Και αυτό που εγώ συνάντησα στη μεγαλύτερη πτώση μου
ήταν μαλακό, λαμπερό·
θυμάμαι το άρωμά του,
τη νοσηρή του τέρψη.

Ξύπνησα και θέλω τώρα
να βρω τη σκάλα,
για να ανέβω δίχως φτερά
σιγά σιγά μέχρι το θάνατό μου.

Από τη συλλογή Nuevos poemas (1946)

Έχω ήδη χάσει


Έχω ήδη χάσει τη μορφή μου

γδύθηκε πλέον το αίμα μου,
είμαι σχεδόν μια ψυχή, μοιάζουν
οι φλέβες μου με κόκκινα κλαδιά.

Τα διψασμένα πόδια μου δεν μπορούν,
δεν πρέπει να σε αναζητήσουν,
θέλουν να πιουν από τη γη
νερό της λησμονιάς πολύ,
ώστε οι καρδιές μου
να σκορπιστούν το φθινόπωρο,
όταν το αεράκι θα τις μετακινεί
και ο τυφώνας θα τις παρασέρνει.

Φύλλα πεσμένα των δέντρων
που θα πάνε μακριά για να σε συναντήσουν.

Από τη συλλογή Nuevos poemas (1946)

Οι σκιές


Δεν αλλάζουν σκιά οι δάφνες.
Γυμνωμένες από τον ήλιο, αφήνουν κατάχαμα
να κοιμηθούν τους λεπτούς μανδύες τους
και δίχως να βγάλουν τα πόδια από αυτή τη φορεσιά
τη φορούν ξανά κάθε βράδυ.
Πάνω στο λαμπερό χορτάρι απλωμένα
αυτά τα νησιά από σκιά περιμένουν απλώς,
για να σηκωθούν και να καλύψουν κορμούς και κλαδιά,
να κρυφτεί ο ήλιος πίσω από τον ορίζοντα
ή να έρθουν τα σύννεφα, ορθώνοντας
το αόρατο πέπλο μέχρι τις κορυφές.

Από τη συλλογή Fin de un amor (1949)

Πάνω από τη θάλασσα


Δεν είμαι σε θέση να ξέρω πόσες ώρες

βρίσκομαι μακριά σου.

Ένας επίμονος ήλιος εμποδίζει
το χρόνο να κυλήσει. Δεν έρχεται
ποτέ η νύχτα. Εγώ πετώ
κάτω από ένα φως που είναι ο θάνατος,
φως που γυροφέρνει τον κόσμο σου,
φως που αν εγώ δεν έτρεχα
τόσο όσο τρέχει το άστρο,
θα ήταν για μένα η αυγή.

Ευτυχισμένη εσύ, που δεν έχεις
φως παντοτινό, εσύ που απολαμβάνεις
βαθιά τη νύχτα και τη μέρα.

Δεν ξέρεις τι σημαίνει να χάνεσαι
φωτισμένος και ξάγρυπνος
στο διάστημα, ανάμεσα στα σύννεφα,
δίχως να είσαι άγγελος, δίχως να είσαι άγγελος.

Από τη συλλογή Poemas en América (1955)

Πεταλούδα


Στη φωτιά ή στο ρόδο
χάνεις τη ζωή σου.
Αναζητάς το φως
και γίνεσαι στάχτη.
Ψάχνεις αρώματα
και σε πληγώνει το αγκάθι.
Άνοιξε τα φτερά σου
γιατί θέλω να διαβάσω τις πληγές σου.

Από τη συλλογή Últimos poemas (1955-1959)

Είδωλο από καπνό


Πάνω από την κούνια του νεογέννητου

κάποιος έβαλε τη μικρούλα φωτογραφία
μιας πυρηνικής έκρηξης:
ένα είδωλο από καπνό, τόσο μικρό
όσο η οργή των ισχυρών,
όσο η μυωπία των ερωτευμένων.

Έγειρα πάνω από την κούνια
και κοίταξα βαθιά στα μάτια του.

Από μια πόλη,
μακρινή κάποτε,
μας ερχόταν η μουσική
που συντρόφευε τον ύπνο και την ξαγρύπνια του.



Από τη συλλογή Últimos poemas (1955-1959)

Μανουέλ Αλτολαγκίρε (1905-1959), ισπανός ποιητής, μέλος της Γενιάς του '27.

Τρίτη 8 Απριλίου 2014

Η (α)πειθαρχία των λέξεων. Κείμενα για τη λογοτεχνική μετάφραση και την ισπανόφωνη λογοτεχνία



Κωνσταντίνος Παλαιολόγος

Η (α)πειθαρχία των λέξεων
Κείμενα για τη λογοτεχνική μετάφραση και την ισπανόφωνη λογοτεχνία

Πρόλογος: Αθηνά Δημητριάδου

Εκδόσεις Γαβριηλίδης, Αθήνα 2014, σελ. 184







Έχουν χαρακτηριστεί από εκτελεστές μιας παρτιτούρας έως αδέξιες μέλισσες και από όχημα του συγγραφέα έως… προδότες [traduttore, traditore]. Είναι γεγονός, βέβαια, ότι οι μεταφορές αποτελούν αναπόσπαστο μέρος του λόγου και αναφέρονται σε όλα τα επίπεδα του καθημερινού βίου, πλην όμως, η κατάχρηση που γίνεται με τους μεταφραστές (κυρίως της λογοτεχνικής μετάφρασης) και το έργο τους πραγματικά εκπλήσσει.  Αποδίδω όλες αυτές τις μεταφορικές προσεγγίσεις στο επάγγελμα του μεταφραστή σε μια δειλή προσπάθεια να δοθεί κύρος στη δουλειά του, σε μια ντροπαλή απόπειρα καταξίωσης του ρόλου του ώστε να μπορέσει να σταθεί με αξιοπρέπεια δίπλα στην ιστορικά αναγνωρισμένη φιγούρα του συγγραφέα. Και όλα αυτά γιατί μας καταβάλλει, όπως υποστηρίζει ο Χόρχε Λουίς Μπόρχες, η αίσθηση της ιστορίας που έχουμε. Σήμερα ενδιαφερόμαστε να μάθουμε τις περιστάσεις που γέννησαν ένα κείμενο. Θα έρθει όμως μια μέρα που οι άνθρωποι δεν θα νοιάζονται για το τι γέννησε την ομορφιά, δεν θα νοιάζονται καν για τα ονόματα και τα βιογραφικά στοιχεία των ποιητών, θα νοιάζονται για την ίδια την ομορφιά· τότε θα έχουμε μεταφράσεις όχι μόνο τόσο καλές (ήδη τις έχουμε) αλλά και διάσημες όπως ο Όμηρος του Chapman, ο Rabelais του Urquhart, η Οδύσσεια του Pope. Πιστεύω ότι αυτό είναι μια κορυφαία στιγμή που πρέπει να επιθυμήσουμε με αμετακίνητη προσήλωση.


Η (α)πειθαρχία των λέξεων έχει ως κύριους άξονες τη λογοτεχνική μετάφραση και την ισπανόφωνη λογοτεχνία και φιλοδοξεί να δώσει το στίγμα του σύγχρονου μεταφραστή λογοτεχνίας (τη διαδικασία εκπαίδευσής του, τις σχέσεις του με άλλους εμπλεκόμενους στο μεταφραστικό γίγνεσθαι, τη θέση του έργου του στην εκδοτική βιομηχανία) από την οπτική γωνία του μεταφραστή, του καθηγητή λογοτεχνίας και μετάφρασης και του μεταφρασεολόγου.

ΠΕΡΙΕΧΟΜΕΝΑ


Πρόλογος, της Αθηνάς Δημητριάδου …………………………………………………………………..
Αντί εισαγωγής ….………………………………………………………………………………………..
Μεταφραστής / Συγγραφέας: σχέση συνεργασίας ή ανταγωνισμού; ………………………….......
Τα (ηθικά) όρια του μεταφραστή. Με αφορμή τη μετάφραση στα ελληνικά της Γαλάζιας ώρας του Αλόνσο Κουέτο ……………………………………………………………………………………….
Ο μεταφραστής Νίκος Καζαντζάκης και η ισπανική ποίηση των αρχών του 20ού αιώνα ……....
Αποδίδοντας στα ελληνικά την Καταχνιά του Μιγκέλ ντε Ουναμούνο. Ιουλία Ιατρίδη: μεταφράστρια ……………………………………………………………………………………………..
Λένε πως είμαι ένας άγγελος: (Ξανα)διαβάζοντας τον Μανουέλ Αλτολαγκίρε (+ 11 αφορισμοί για τη μετάφραση της ποίησης) …………………………………………………………………….......
Η διδακτική της λογοτεχνικής μετάφρασης. Πρακτική εφαρμογή και κριτική προσέγγιση ………
Ένα «Μουσείο» δια 16. Συλλογική λογοτεχνική μετάφραση: ένα παράδειγμα …………………...
Η πειθαρχία των συλλαβών. Η μεταφραστική περιπέτεια πενήντα και ενός χαϊκού …………….
Εργαστήριο συλλογικής μετάφρασης ποιημάτων του Κάρλος Βιτάλε παρουσία του ποιητή ή μια εμπειρία άμεσης δημοκρατίας στη μεταφραστική διαδικασία ………………………………….
Εισαγωγή στη μετάφραση ισπανόγραφων λογοτεχνικών κειμένων στα ελληνικά για τους φοιτητές και τις φοιτήτριες του τμήματος Ιταλικής Γλώσσας και Φιλολογίας του ΑΠΘ …………..
Διασχίζοντας σύνορα: ο ρόλος των μεταφραστών και των μεταφράσεων στη διαμόρφωση του λογοτεχνικού κανόνα …………………………………………………………………………………….