Konstantinos
Paleologos - Eduardo Lucena
[XII Congreso Internacional de Minificción, Puerto Rico, septiembre de 2024: https://youtu.be/fyOrVGJYeU8?
«Cuando despertó, el
minicuento estaba aún por escribirse»
Enseñando a escribir minirrelatos en español a alumn@s
grieg@s
Hace algunos años, no muchos, uno de los autores de este
texto fue amablemente invitado a participar como jurado en un concurso
internacional gigantesco, por la participación de decenas de miles de
concursantes, de microrrelatos. A raíz de esta circunstancia, y como era su
obligación, este miembro del jurado leyó centenares de escritos de todo el
mundo (literalmente). De estos centenares de textos breves (malos, buenos o
regulares, es indiferente para nuestro caso), solo un pequeñísimo porcentaje se
podía calificar como microrrelato. Se leyeron pensamientos de todo tipo,
historias didácticas, poemas sentimentaloides... En fin, una gran variedad de
géneros, y muy pocos minirrelatos, tal como los entendemos nosotros, lo cual
sería, en palabras de nuestro adorado Ginés S. Cutillas, un «texto breve en
prosa, de naturaleza narrativa y ficcional, que usando un lenguaje preciso y
conciso se sirve de la elipsis para contar una historia sorprendente a un
lector activo» (2016: 14).
Esta experiencia fue
el germen del taller de escritura de minirrelatos en español del cual les
hablaremos a continuación, empezando, cómo no, por los objetivos de dicho
taller, que fueron fundamentalmente tres:
b)
ayudar a personas que
no poseen el español como lengua materna, pero que tienen un dominio muy alto
de él, a expresarse en este idioma a un nivel más complejo,
c)
conseguir, mediante el
análisis y la aplicación de la teoría y el intercambio de opiniones, algunos
textos de relativo valor literario.
Pero ¿quiénes son las
personas que organizaron dicho taller? Se nos permitirá añadir aquí una pequeña
semblanza de los dos.
i) Konstantinos
Paleologos es Catedrático de Traductología Aplicada y Literatura Española en la
Facultad de Letras de la Universidad Aristóteles de Salónica. Además enseña
Literatura Española y Escritura Creativa en la Universidad Abierta de Grecia y
Traducción Literaria en la Universidad de Málaga. Es escritor de minicuentos y traductor
del español al griego de más de 100 libros de autores y autoras como
Valle-Inclán, Pardo Bazán, Unamuno, García Lorca, Emar, Sábato, Delibes,
Vázquez Montalbán, Llamazares, Chirbes, Bryce Echenique, Villoro, etc. Además
es autor de minificción en griego y español.
ii) Eduardo
Lucena es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Córdoba
(España) y vive en Atenas desde 2007, donde enseña español y literatura, dirige
un grupo de teatro aficionado que trabaja y representa obras hispanas y
organiza, junto a Konstantinos Paleologos, talleres de traducción literaria del
español al griego y viceversa.
Fruto de nuestra
colaboración y de numerosos talleres de traducción organizados en Grecia y en
España es la antología Proyecto GreQuerías. Antología del
minicuento griego contemporáneo (Málaga, EDA Libros,
2020), la primera antología de minicuentos griegos en una lengua extranjera.
En 2023, pues, y tras
todos estos acontecimientos que les hemos narrado anteriormente, pensamos organizar
un taller, en español y en línea, de 14 horas de duración (en siete sesiones de
dos horas), dirigido a grecohablantes, pretendiendo, sobre todo, introducir a
tod@s l@s interesad@s en los secretos de la creación minificcionista. Dicho
taller, efectivamente, tuvo lugar a principios de 2024 (desde mediados de enero
hasta finales de febrero). En esta ponencia trataremos de narrar detalladamente
los episodios de esta aventura, presentando todas sus etapas, sus desafíos y
dificultades, exponiendo el material utilizado y las fuentes de inspiración y
ofreciendo por supuesto ejemplos de la producción de nuestr@s estudiantes.
Las personas inscritas en el taller (por orden
alfabético: Niki Alexakou, Ilektra Anagnostou, María Athanasiadou, Theoni Kambra,
Thanasis Koronis, Nikos Manousakis), todas con un dominio muy alto del
castellano, recibieron un mes antes del inicio del taller, esto es, a mediados
de diciembre de 2023, cuatro breves textos teóricos sobre minificción, textos
que consideramos de lectura indispensable puesto que combinan la condensación
teórica con altas dosis de sentido de humor:
a)
«El microrrelato, una introducción
al género», de Ginés S. Cutillas,
b)
«El microrrelato: ese
arte pigmeo», de Pedro de Miguel,
c)
«Trece consejos para
escribir microrrelatos», de Orlando Romano,
d)
«Decálogo del perfecto
minificcionista», de Fabián Vique.
así como una breve antología de
minirrelatos (de menos de 75 palabras) de grandes figuras del género: Borges,
Monterroso, Cortázar, Jodorowski, Shua, Barros y otr@s. Antes de proceder a la
presentación detallada del taller, hay que subrayar que l@s estudiantes habían
recibido los cuatro textos teóricos en su versión original y, además,
traducidos al griego.
El jueves
18 de enero de 2024 tuvo lugar el primer encuentro del grupo en la plataforma
Webex. El objeto de este primer encuentro, de dos horas de duración, fue
hablar, partiendo de los textos teóricos estudiados, sobre qué es (y qué no es)
minificción, cuáles son sus características y su relación con textos literarios
breves de otros géneros como son las greguerías, los aforismos o los haikus. En
esta ocasión, aparte de los cuatro autores ya mencionados, se comentaron
aportaciones de teóric@s de la talla de Francisca Noguerol, Lauro Zavala,
Fernando Valls, Clara Obligado, David Lagmanovich, Edmundo Valadés, Juan
Armando Epple, Violeta Rojo, Guillermo Samperio, Dolores Koch y otr@s.
Al final
de dicho encuentro se presentó a l@s estudiantes la programación de las
siguientes sesiones, que fue como a continuación se detalla:
i) 25 de
enero: escribir un relato de hasta 50 palabras (título incluido) que contuviera
tres palabras dadas de antemano [en este caso, las palabras dadas fueron:
ademán, montón, trepa];
Como
era de esperar, “trepa” se prestó a innumerables preguntas por parte de los
mininarradores. ¿Es solo verbo? Y si es así, ¿podemos cambiarle la persona, el
número, el tiempo, el modo: trepan, trepo, trepé, treparé, trepara o
trepase...? Pero, ¿y si se trata asimismo de un sustantivo? ¡Qué manera de
trepar quien usara ese “trepa” intentando trepar en el taller para escribir el
mejor minirrelato de la primera semana!
ii) 1 de febrero:
escribir un relato de menos de 50 palabras con la condición de que fuera en
primera persona;
Ábacos,
calculadoras, dedos de la mano... Todos a contar palabras y a mirarse el
ombligo: aritmética y narcisismo. Todos a decir lo que no nos atreveríamos a
decir a nadie más: recuerdos, experiencias personales, traumas ocultos,
esperanzas más ocultas aún... Yo y nadie más que yo, pero sin pasarse: hasta
cincuenta palabras.
iii) 8 de febrero:
escribir un relato de una temática concreta para tod@s (policial, erótico, de
ciencia ficción...), siempre con un máximo de 50 palabras [por votación se
decidió que tod@s escribiéramos un minirrelato de ciencia ficción];
Primera
votación por sufragio intergaláctico para decidir el tema del siguiente relato.
En contra de todas las expectativas (estos dos servidores se morían por el
relato erótico), ganó por mayoría la temática de ciencia ficción, por lo que de
repente se nos llenaron las pantallas de robots, de extraterrestres y de
platillos volantes, de un futuro que cada vez es menos futuro.
iv) 15 de febrero: La
elipsis (citando literalmente) es uno de los recursos fundamentales de un
microrrelato. Te pedimos, pues, que comiences a narrar in media res, o sea, en un momento
intermedio de la historia. Sitúa a tu(s) personaje(s) en una situación límite
ya iniciada, en medio de un concierto, de un tiroteo, de una cama vacía, de una
cárcel, de un partido de fútbol, de una discusión de dos novios, de una
catástrofe natural, pero con la condición de no sobrepasar las 70 palabras [se
dieron de antemano ejemplos de relatos empezados in media res];
Contadores
expertos a estas alturas del taller, ya nos podríamos permitir el lujo de
experimentar con el proceso narrativo, con la diégesis. Esto del in media res nos llevó a nuestros viejos
diccionarios, de cuando aprendíamos latín, pero nos llevó también a rebobinar al
revés la película, a ir hacia adelante y hacia atrás, un pasito palante, un
pasito patrás, ya saben...
v) 22 de febrero:
escribir libremente un relato de hasta 75 palabras;
Libertad
igual a libertinaje. A estas alturas del mes de febrero, con la primavera
griega a la vuelta de la esquina y el final del taller a la vuelta de la
siguiente, los mininarradores nos soltamos la melena (en nuestras pantallitas
del Webex se notaba mucho mejor) y dimos alas a nuestra pluma y a nuestras
teclas, para darle a la humanidad relatos de toda índole y condición, de una
calidad que ya nada tenía que ver con la de un mes antes.
vi) 29 de
febrero: relectura y revisión de todos
los relatos y preparación de una antología mediante la votación de los mejores
micros de todo el proceso.
Sin
comentarios. Esto de releer y revisar debería estar prohibido por ley.
Hay que aclarar en
este punto que los dos organizadores del taller tenían ellos también la «obligación»
de escribir los minirrelatos requeridos, siguiendo el mismo ritmo de l@s
estudiantes.
Los relatos se
enviaban el fin de semana antes de cada encuentro a Konstantinos Paleologos y a
Eduardo Lucena, quienes hacían las correcciones lingüísticas pertinentes y
procedían a comentarios con respecto a los puntos fuertes y las posibles debilidades
de cada relato. Estos archivos se enviaban individual y personalmente a sus
autoras y autores, quienes tenían el derecho de enviar una segunda versión de
sus relatos hasta el miércoles previo al encuentro. Una vez reunidos los 8
relatos en su versión final se enviaban a todo el grupo, junto con los
comentarios de los dos coordinadores (en el caso de ellos dos, había
comentarios únicamente del otro coordinador).
En la sesión virtual, los
minirrelatos eran leídos por las propias autoras y autores, y tras cada lectura
se generaba un breve e interesante debate acerca del texto en cuestión:
sentido, motivación, mensaje o intención... Este era, como pueden entender, el
punto más interesante de todo el proceso. Los comentarios, en la mayoría de los
casos, inducían a una tercera versión de muchos de los minirrelatos, la cual se
enviaba en su momento a los coordinadores. En el último encuentro, se volvieron
a leer estas terceras versiones de todos los relatos y dimos paso a los
retoques finales (cuarta versión) y la elección, por votación secreta, de los
minicuentos más destacados. En total se escribieron 50 minirrelatos (en algunas
sesiones algun@s de l@s participantes escibieron más de uno) y se eligieron,
para nuestra antología grupal, un total de 20, que van ustedes a poder leer en
el anexo de este ensayo.
Concluyendo, queremos
recordar que el primer objetivo de este taller experimental era hablar de lo
que es minificción, en un contexto en el que dicho género, por considerarse
erróneamente de fácil escritura, corre el peligro de perderse en un mar de despropósitos.
Creemos que este objetivo ha sido logrado en el microcosmos del taller. Si
encima hemos conseguido dar a luz un puñado de minirrelatos decentes e
irreverentes, nos damos más que por satisfechos.
Bibliografía
·
Cutillas, Ginés S., «El microrrelato, una introducción al
género», Quimera: Revista de literatura, Nº 386, 2016, págs.
12-16.
·
Miguel, Pedro de, «El
microrrelato: ese arte pigmeo», El Mundo s/f, consulta: 20 de
diciembre de 2011, disponible en: https://www.elmundo.es/especiales/2001/05/sociedad/diadelamadre/pigmeo.html
·
Romano, Orlando, «Trece consejos para escribir microrrelatos», La Nave de los Locos, 27 de febrero de 2008.
·
Vique, Fabián,
«Decálogo del perfecto minificcionista», El Cuento en Red. Revista Electrónica de Teoría de la Ficción Breve, Nº 29, verano 2014, p. 39.
Anexo: Los 20 minirrelatos más votados por
los propios miembros del taller
Obras incompletas
Siempre me gustaron las
autobiografías, aunque está claro que nadie ha podido hasta ahora escribir una completttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttt
Eduardo Lucena
[primera persona]
>.<>.<
Última
voluntad
Así como estoy tirado en la
cama, en pañales y balbuceando, viéndote subir las escaleras, lo único que
puedo desear es volver a nacer.
Ilektra Anagnostou
[primera persona]
>.<>.<
Séptimo
miau
Oí los frenos chirriando y
sentí el choque en la cabeza. Todo iba difuminándose. Arrodillada a mi lado,
podía oír sus gritos.
―Es mi gato, por favor, llamen
a… ¡aguanta, Séptimo!
Hice una última mueca de
resignación.
―Es inútil, Marigaila, esta
fue la séptima vez.
Nikos Manousakis
[primera persona]
>.<>.<
Sueño
intranquilo
Me acordé de aquel día en el
que mamá me llevó a conocer el mar. Las olas se parecían a ovejas y el agua
cristalina a un espejo. Cuando me desperté sobre la toalla, las ovejas estaban
todavía allí y en el espejo se reflejaba mi rostro envejecido.
Theoni Kambra
[primera persona]
>.<>.<
Maricón
Hoy, decidida, cogió la callejuela que llevaba décadas
evitando, y con una mezcla de temerosidad y nostalgia paró delante del lugar en
el que había escuchado por primera vez la palabra que cambió su vida.
No sintió
nada al ver, con la cabeza entre las rejas, el patio de recreo en que todo
había empezado. Lo contemplaba serena, mientras los niños jugaban indiferentes
a ella, como se suelen contemplar las cosas que ya no te pueden hacer daño.
Konstantinos
Paleologos
[temática libre]
>.<>.<
Liberación
Viajaba durante años en este tren. Ya no sentía la
ilusión de cuando subió. Era cómodo y acogedor, eso sí, pero no había más
sorpresas, todo igual día tras día. Y, sin embargo, nadie más parecía
molestarse. “Será que soy rarο yo” pensaba para apaciguar su sofoco. Aguantó
así veinte años. Hasta que un día, saltó por la ventana de su compartimento.
Aunque solo
por un segundo, estuvo libre.
Niki Alexakou
[temática libre]
>.<>.<
Pasajeros al tren
Años después, con un pie sobre la puerta del vagón,
oscila el exiliado. Siente algo de vértigo al mirar las vías. Por ellas pasan,
en un traqueteo incesante, imágenes de la anhelada patria. Del pasado. “El
dictador ha muerto”, anunciaron ayer por la radio.
El exiliado,
cargado de presente en su maleta, baja el pie. Pita el tren. Se marcha.
¡Pasajeros al trennnnn!, trae el eco en una lengua que ya comprende.
Eduardo Lucena
[temática libre]
>.<>.<
Momentos casi eutanásicos
En la habitación del hospital neoyorquino entra el sicario. Al
ademán del paciente tetrapléjico, hay que inyectarle Pentobarbital. Así recibe un
montón de dinero tan imprescindible para su trepa social. Se oyen las campanas de la capilla, se va deprisa. Resulta que es beato.
Thanasis Koronis
[tres palabras
dadas]
La llamada
Hace un montón de días que no la ha visto por la cabaña.
Inquieto, trepa hasta la cima de un árbol, toma aire, prepara la llamada de la
selva, hace el ademán con las dos manos, y con la derecha pulsa el nombre de
Jane sobre la pantalla.
Eduardo Lucena
[tres palabras
dadas]
El árbol y la enredadera
La niña trepa entre los cuerpos de sus padres tendidos en
la cama. Sus ademanes confiados la llenan de seguridad. Ellos no son padres del
montón como los de la patria que se oyen en la sala disputando sobre los
derechos de las parejas homo.
Nikos Manousakis
[tres palabras
dadas]
>.<>.<
Huapango a montón
La admira: ella rifándose en la tarima. Le hace un ademán
invitándolo a bailar —o así cree él. Entonces, evitando que el gentío lo
pisotee, trepa al árbol más cercano, se relame para ponerse guapo y se lanza a
la cabeza del hombre que la está coqueteando.
Ilektra
Anagnostou
[tres palabras
dadas]
>.<>.<
Caída libre de un
hipocondríaco
Al saltar del helicóptero
recuerdo que la estufa está todavía encendida en casa. “Qué despistado estoy,
será demencia senil prematura” murmuro en pleno vacío. “Ya, al pisar tierra
dejaré los deportes extremos y me buscaré terapia” me digo. “Joder…, que me
estrello…” grito desesperado.
Esta es la
pesadilla que tengo cada noche, doctor, desde que el veterinario diagnosticó
que mi Carlitos sufre del síndrome del gato paracaidista.
¿Es algo
grave?
Thanasis Koronis
[in media res]
>.<>.<
Amor eterno
Escasas semanas antes de que ellos dos se dieran cuenta
de que lo suyo acabaría con su vida anterior, Ignacio Belíndez sacó su mítico
libro de minirrelatos, Minitonterías. Lo leyeron, dos desconocidos aún,
por separado y lo volvieron a leer, ya dos amantes en pleno frenesí, juntos. Lo
tradujeron inmediatamente a su idioma. Jamás publicaron la traducción.
Ignacio
Belíndez permanece ajeno a todo esto.
Konstantinos
Paleologos
[in media res]
>.<>.<
Final de juego
No le había sido fácil llegar a este punto. Había tenido
que saltar con mucho cuidado de piedra en piedra para no caer en el abismo y al
mismo tiempo esquivar los pájaros monstruosos volando por encima. Y ahora,
enfrentándose con el dragón, más que salvar a la princesa le motivaba ahorrarse
la repetición del esfuerzo.
Niki Alexakou
[in media res]
>.<>.<
Justicia muda
Ni palabra para defenderme. Era culpable de doble
roboticidio. La comunicación con el juez concluyó en 29,64 segundos
telepáticamente. El algoritmo tribunal fijó mi sentencia: Exilio a la vida
atávica terrestre del año 1981. ¡Qué barbaridad! Moriré sin nunca conocer a
John Lennon. Apelaré enseguida.
Thanasis Koronis
[ciencia ficción]
>.<>.<
1991
Ulises declara que necesita tiempo para pensar cómo
penetrar los muros de Troya. Se encierra en la diminuta cámara acorazada y hace
la pregunta. HAL-9000 le responde: “En el vientre de un animal de madera; quizá
un perro.”
Ilektra
Anagnostou
[ciencia ficción]
>.<>.<
Proyectos
Aquí estoy. Navegando por el espacio sideral buscando
regiones incógnitas. Los aparatos indican que aquel astro es idóneo para poner
en marcha el proyecto Neon. ¡Qué alegría! Por fin, pasado tanto tiempo
desde el proyecto Génesis. Además, aquellos pobres seres descarriados
están ya fuera de mi cobertura.
Nikos Manousakis
[ciencia ficción]
>.<>.<
De excepciones
Hacían el amor como locos. Nunca usaron anticonceptivos,
ya que los científicos siempre aseguraban que el cruce entre los habitantes del
planeta Piripiri y los del Mirimiri era imposible. A mí, me tienen en una
jaula, llevándome de galaxia en galaxia como demostración de que en toda regla
hay excepciones.
María
Athanasiadou
[ciencia ficción]
>.<>.<
Castigo
―Nos extinguiremos sin llegar a saber qué hay más allá
–piensa con resignación y alivio el último ser humano sobre la tierra,
sintiendo el letal abrazo del robot y presintiendo su final.
Entonces el
autómata afloja su brazo, castigando a su creador a no morir aún.
Eduardo Lucena
[ciencia ficción]
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