No recuerdo
mi última frase. Supongo que no se saldría del camino trillado. No caería con
el ruido seco de una lápida o con la ira de una calamidad. Tal vez fuera algo
más cortante de lo habitual, pero por otro lado, tal vez no, no recuerdo.
Lo
que recuerdo claramente, como si lo tuviera delante de mis ojos, es que me
levanté del sillón, mientras estaba todavía hablando, y me dirigí hacia el
dormitorio. No podía imaginar que con este simple movimiento –en parte
espontáneo, en parte fingido– clavaba una estaca entre nosotros. Estuve
esperando a que transcurrieran unos minutos y después escuchar sus pasos. Escucharla
y, antes de que me diera tiempo de apartarme, verla caer en mis brazos.
Entonces el contador de la tensión se pondría a cero. Nuestras duras palabras
correrían a encontrarse con las palabras similares que habíamos intercambiado
en el pasado. A archivarse y olvidarse. Para
dejar solo una pequeña cicatriz, al lado de tantas otras. Escuché sus pasos, en
efecto, pero no los escuché acercándose. Los escuché alejándose. Tronó la
puerta tras ella. Sin embargo, no me moví.
Calculé
que aún tenía unos cuantos segundos más a su disposición hasta llamar al
ascensor, hasta que el ascensor subiera al sexto piso. Ella podría volver a
llamar al timbre. Entonces me levantaría de un salto de la cama. Otra vez el
contador se pondría a cero. Tal vez la cicatriz tampoco quedaría, ni siquiera
la cicatriz. La cubriría el olvido.
Aunque
han pasado muchísimos años desde el día que se fue, no he
dejado de preguntarme si acaso ella estaba esperando el momento en que yo regresaría
al salón, que caería en sus brazos.
Acaso
ella también estaba segura, mientras se acercaba el ascensor, de que yo abriría
la puerta y la atraería de nuevo hacia mí. Acaso nuestros caminos se separaron
porque sencillamente nuestras maneras de pensar siguieron el mismo trayecto.
Fuente:
Primera publicación: periódico Ta Nea,
13 de agosto de 1994.
Petros
Tachópulos (Retimno, 1959) es escritor griego. Apareció en 1980 con la novela Οι ανήλικοι [Menores
de edad]. Fue diputado por Siryza desde 2012 hasta 2015.
La
traducción colectiva es producto de las clases de Lengua Española que imparte
Konstantinos Paleologos en el Centro [Διδασκαλείο] de Lenguas Extranjeras de la
Universidad de Atenas. Tradujeron los estudiantes Panayota Bugá, Dionisía
Nikolopulu, Leonidas Ikonomu, Zoe Tsianava.
Revisión:
Eduardo Lucena.
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