Faltan trescientos setenta números para que en el
panel aparezca el mío en dígitos rojos como en una pesadilla de pronto algo te
va a pasar funcionarios que se abanican con periódicos de ayer o se sientan en
los escalones sobre sus radiografías malditos genes qué pinto yo aquí meto el
papelito en la cartera y pienso que si no me voy ahora mismo voy a ser soy como
ellos calculo cuántos por hora doscientos el promedio de espera y tal volveré
cuando pueda la de delante se da la vuelta y me mira mal porque su número es
todavía mayor que el mío saco el móvil del bolso pero él no contesta giro en la
calle Tritis Septembríu me quedo parada en el semáforo menos mal que me he puesto
protector solar hago como que no tengo palpitaciones llevo un libro uno de Roth
a ver si encuentro una cafetería en la calle Patisíon se llama Commercio y
Señor pido un descafeinado y sigo por donde lo dejé ayer un viejo enamorado de
una lesbiana la lleva a la peluquería le compra ropa cara acabará suicidándose
con su escopeta hay mucho jaleo y ahora qué hago me quedo un poco más en mi personaje
Simon Axler hace tiempo era actor pero perdió el talento el largo viaje del día
hacia la noche resultó el viaje de un largo día hacia la noche en la década de
los ochenta los traductores no eran tan precisos esa obra se representó hace
tiempo en Salónica al salir de Letras veía el título en la marquesina del
teatro desde la ventanilla del autobús pero un momento allí no había ningún teatro
se me va a olvidar mi ciudad enciendo un cigarrillo ya que en la mesa de al lado
una familia de tres también está fumando el hijo lleva un pendiente en la nariz
habla con la madre rubia de bote con raíces blancas y el marido con combolói tengo
que ir al baño en la segunda planta escalera moverse qué pereza no hace falta
echar el pestillo por suerte está limpio brillante y blanco como un quirófano
casi oigo mi corazón más vale darse prisa rrrrras cremallera lavar manos compraré
agua y dejaré propina nadie me va a quitar padre nuestro que estás en los cielos
gracias adiós la sanidad pública a ver quién vuelve ahora a la calle Macedonia
llegué de Macedonia y me puse enferma pero soy el seiscientos noventa y cuatro
los he vencido me van a atender ya lo del suicidio del viejo lo leeré mañana
Olga
Papacosta (Salónica, 1966). Estudió Filología Clásica en la Univesidad
Aristóteles de Salónica. Vive y trabaja en Atenas. Ha traducido Tusculanae Disputationes de Cicerón
(Okeanida, Atenas, 2003-4). Όχι
ακόμη Κάρμεν [Aún no Carmen] es su primer libro.
La traducción colectiva se llevó a cabo en el marco de la asignatura «Traducción General II, español-griego / griego-español» de los estudios de grado en Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga, curso académico 2014-15, bajo la coordinación y supervisión de los profesores María López Villalba, Ιoanna Νicolaídou y Κonstantinos Paleologos. Participaron los estudiantes: Sadi Amro Rodríguez, María Liosi, Roberto Luque Schoham, Cristina Ocete Montoro, Rocío Sánchez González, Susana Sánchez Rodríguez, Desirée Sánchez Rosa, Like Shermadhi, Danai
Tachtara.
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