Traducciόn colectiva con la participaciόn del escritor
por Konstantinos Paleologos y Nikos Pratsinis
I. APROXIMACIÓN TEÓRICA
La traducción colectiva no es “fruto” de nuestra era. A pesar de la tan cacareada “soledad del traductor”, no faltan ejemplos de traducciones colectivas, siendo, quizás, más célebre el caso de la Biblia Septuaginta o Biblia de los Setenta (siglo III a.C.), es decir la labor de los 72 sabios judíos que trabajaron, por separado, hay que decirlo, en la traducción al griego de los textos sagrados del pueblo judío. Según la leyenda, la comparación del trabajo final mostró que todos los traductores habían coincidido en su traducción de forma “milagrosa”. Tampoco es un hecho novedoso la traducción con la presencia, en todo el proceso, del autor del original. En la década de los ’40 del siglo XX, por ejemplo, tuvo lugar la traducción al francés del Finnegans Wake que fue realizada por un equipo comandado por Joyce en el que se contaba con Samuel Beckett y Philippe Soupault entre los nueve traductores. Solían reunirse periódicamente y comparar las versiones que cada uno había “fabricado”. Puesto que esta última experiencia tuvo lugar en una época muy poco dada a los milagros, esta traducción colectiva se ha quedado en la historia más por las discusiones de los nueve traductores que por la homogeneidad de sus versiones.
No obstante, lo que hace algunas décadas era una práctica excepcional, en los últimos años, sobre todo en el campo de la traducciόn literaria, se ha convertido en un fenómeno recurrente dentro del cual se manifiesta un amplio abanico de modalides de traducciόn en las cuales intervienen más de un traductores de forma más o menos igualitaria. Todos estos tipos de traducciones se agrupan bajo el epígrafe traducciόn colectiva. La verdad es que en la mayoría de los casos se trata de traducciόn compartida, o mejor dicho repartida: los miembros de un grupo de traductores reparten entre sí los poemas o los relatos de una colecciόn, los capítulos de una novela, los personajes de una obra de teatro... Después de muchas conversaciones y puestas en común a lo largo de la ejecución del trabajo, uno de los miembros del grupo u otra persona ajena a él se encarga de la tarea de la homogeneizaciόn. En muchos casos, el producto del trabajo del homogeneizador es revisado por los miembros del grupo de traductores.
Hay muchas variantes tanto de la traducciόn colectiva, como de la forma de proceder a la homogeneizaciόn de dicha traducción, pero si hablamos de una traducción en la que todos los miembros del grupo traducen toda la obra y luego se reúnen todos en sesiones de homogeneizaciόn colectiva, entonces en este caso se trata de una traducción/homogeneizaciόn colectiva o, mejor dicho, permítannos acuñar un nuevo término, de traducción/homogeneizaciόn grupal.
Ahora bien, una traducciόn propiamente grupal, es decir, una traducciόn confeccionada en todas sus etapas por todos los miembros del grupo traductor a la vez, es algo raro, por no decir casi inexistente. Esta falta no se debe a recelos en cuanto a la calidad del resultado. Todo traductor que haya experimentado cualquier forma usual de la traducciόn colectiva antes mencionada puede confirmar que una traducciόn grupal permite el aprovechamiento óptimo de las ventajas y de la riqueza de las múltiples interpretaciones provenientes de las múltiples lecturas del texto, a la vez que consolida la homogeneizaciόn del producto final. La ausencia de traducciones grupales se debe a algo más prosaico: es demasiado costosa para ser aceptada y promocionada como práctica por la industria editorial.
De todos modos, la traducciόn grupal es factible y de hecho se realiza de una u otra forma bien con fines comerciales (raras veces), bien como recurso formativo (más habitualmente), en el proceso docente. El único inconveniente en este proceso es la autoridad del profesor que, por definiciόn, impide que los estudiantes den rienda suelta, de manera ilimitada, a su creatividad o imaginación traductológicas. La interpretaciόn –y la versiόn al idioma de llegada– del estudiante está, hay que reconocerlo, supeditada en gran parte al criterio del profesor. El poder del docente, explícito o implícito, parece constituir una traba para un trabajo genuinamente grupal, un trabajo basado sobre los pilares de interpretaciones personales, no inhibidas.
De entrada, esta meta parece difícil de alcanzar. Haría falta otra autoridad, exterior a la clase y supuestamente “imparcial”, capaz de relegar al profesor a un segundo plano: la autoridad del autor de la obra que se traduce, por ejemplo. A pesar de la fundada suspicacia de parte de la teoría de la recepción textual hacia la validez de la intentio auctoris como poseedora privilegiada de las claves de interpretación de un texto, el autor no deja de ser una autoridad ajena a proyecciones especulativas que puede poner límites a una interpretación caprichosa de su obra y proporcionar a sus traductores información indispensable para que ellos puedan descifrar la intentio operis.
No obstante, lo que hace algunas décadas era una práctica excepcional, en los últimos años, sobre todo en el campo de la traducciόn literaria, se ha convertido en un fenómeno recurrente dentro del cual se manifiesta un amplio abanico de modalides de traducciόn en las cuales intervienen más de un traductores de forma más o menos igualitaria. Todos estos tipos de traducciones se agrupan bajo el epígrafe traducciόn colectiva. La verdad es que en la mayoría de los casos se trata de traducciόn compartida, o mejor dicho repartida: los miembros de un grupo de traductores reparten entre sí los poemas o los relatos de una colecciόn, los capítulos de una novela, los personajes de una obra de teatro... Después de muchas conversaciones y puestas en común a lo largo de la ejecución del trabajo, uno de los miembros del grupo u otra persona ajena a él se encarga de la tarea de la homogeneizaciόn. En muchos casos, el producto del trabajo del homogeneizador es revisado por los miembros del grupo de traductores.
Hay muchas variantes tanto de la traducciόn colectiva, como de la forma de proceder a la homogeneizaciόn de dicha traducción, pero si hablamos de una traducción en la que todos los miembros del grupo traducen toda la obra y luego se reúnen todos en sesiones de homogeneizaciόn colectiva, entonces en este caso se trata de una traducción/homogeneizaciόn colectiva o, mejor dicho, permítannos acuñar un nuevo término, de traducción/homogeneizaciόn grupal.
Ahora bien, una traducciόn propiamente grupal, es decir, una traducciόn confeccionada en todas sus etapas por todos los miembros del grupo traductor a la vez, es algo raro, por no decir casi inexistente. Esta falta no se debe a recelos en cuanto a la calidad del resultado. Todo traductor que haya experimentado cualquier forma usual de la traducciόn colectiva antes mencionada puede confirmar que una traducciόn grupal permite el aprovechamiento óptimo de las ventajas y de la riqueza de las múltiples interpretaciones provenientes de las múltiples lecturas del texto, a la vez que consolida la homogeneizaciόn del producto final. La ausencia de traducciones grupales se debe a algo más prosaico: es demasiado costosa para ser aceptada y promocionada como práctica por la industria editorial.
De todos modos, la traducciόn grupal es factible y de hecho se realiza de una u otra forma bien con fines comerciales (raras veces), bien como recurso formativo (más habitualmente), en el proceso docente. El único inconveniente en este proceso es la autoridad del profesor que, por definiciόn, impide que los estudiantes den rienda suelta, de manera ilimitada, a su creatividad o imaginación traductológicas. La interpretaciόn –y la versiόn al idioma de llegada– del estudiante está, hay que reconocerlo, supeditada en gran parte al criterio del profesor. El poder del docente, explícito o implícito, parece constituir una traba para un trabajo genuinamente grupal, un trabajo basado sobre los pilares de interpretaciones personales, no inhibidas.
De entrada, esta meta parece difícil de alcanzar. Haría falta otra autoridad, exterior a la clase y supuestamente “imparcial”, capaz de relegar al profesor a un segundo plano: la autoridad del autor de la obra que se traduce, por ejemplo. A pesar de la fundada suspicacia de parte de la teoría de la recepción textual hacia la validez de la intentio auctoris como poseedora privilegiada de las claves de interpretación de un texto, el autor no deja de ser una autoridad ajena a proyecciones especulativas que puede poner límites a una interpretación caprichosa de su obra y proporcionar a sus traductores información indispensable para que ellos puedan descifrar la intentio operis.
II. EL TALLER
En este texto pretendemos presentar la organización, la celebración y los resultados de un taller de traducción grupal al griego de poemas del poeta mexicano Francisco Segovia, con la presencia y participación del autor, que tuvo lugar en Atenas, el 10 de octubre de 2013. El taller propiamente dicho tuvo una duración de tres horas y aunό tres condiciones: trabajo colectivo, contexto formativo y participación del autor.
Pasemos a ver de manera detallada todo el proceso de organización y celebración del taller. Al poeta no lo conocíamos personalmente. Sin embargo, en 2010 habíamos colaborado con su padre, el ya fallecido poeta de origen español pero afincado en México, Tomás Segovia, en la organización de un taller de traducción colectiva de su poesía. Esta había sido la primera vez que nosotros dos organizábamos conjuntamente un taller de estas características. Después del taller con Tomás Segovia habían seguido, con lígeras variaciones en la estructura, dos más: con el poeta español Juan Vicente Piqueras (2011) y el poeta argentino afincado en Barcelona Carlos Vitale (2012). Cuando, pues, nos informaron del inminente viaje de Francisco Segovia a Grecia, nos pusimos en contacto con él y, con la colaboración del Centro de Lenguas Española, Catalana y Portuguesa, Abanico, que nos ofreció sus instalaciones, acordamos la celebración del taller. A continuación, procedimos a la elección de los poemas con los que trabajaríamos en el taller. El poeta nos envió la colección con la que le gustaría que trabajáramos y escogió a algunos de los poemas. A base de esta selección, los coordinadores eligieron los seis poemas que se traducirían para (y en) el taller. Los criterios de esta elección han sido fundamentalmente tres: la traducibilidad de los poemas (no queríamos algo excesivamente difícil), su extensión (no más de 12 versos cada poema) y nuestro gusto. Paralelamente, estamos a principios de septiembre de 2013, empezó el proceso de selección de los asistentes. Nos dirigimos exclusivamente a nuestros ex estudiantes (de cursos de traducción o de literatura, universitarios o no) como muestra de agradecimiento por la confianza que habían depositado en nosotros en cursos anteriores. En una semana recibimos 32 solicitudes de las cuales escogimos a los 20 participantes en virtud del orden de llegada de su solicitud. No había espacio material para todos, aunque creemos, por otra parte, que incluso este número ha sido muy elevado; un taller de estas características tiene que contar, como mucho, con entre 12 y 15 participantes. Entre estas 20 personas (17 mujeres y 3 hombres, 19 griegos y 1 española, todos con perfecto dominio del griego y del castellano) había cuatro personas que no habían tenido ningún contacto previo con la traducción. En contraposición, contábamos en el grupo con cinco personas que tienen considerable obra como traductores. Los once restantes habían seguido cursos o talleres de traducción y algunos de ellos habían participado en traducciones grupales. Los 20 participantes recibieron los seis poemas escogidos para el taller tres semanas antes del taller junto con i) instrucciones acerca de la organización del taller, ii) todos los poemas que inicialmente había escogido el poeta, iii) una introducción a su poesía escrita por los coordinadores y iv) unos breves comentarios del poeta acerca de cómo fue concebida y escrita la colección en cuestión. Además se les pidió permiso para la filmación del taller. Los participantes (al igual que los moderadores) tenían que traducir al griego los seis poemas y presentarlos el día del taller (en otros talleres habíamos pedido el envío previo de las traducciones como material para nuestro archivo y para comparar la evolución de las versiones individuales hacia la versión grupal, circunstancia que no se produjo en el taller en cuestión).
El taller tuvo lugar el 10 de octubre de 2013, desde las 17.00h hasta las 20.00h, en el centro de Atenas. Estuvieron presentes el poeta, los 20 estudiantes, la encargada con la filmación y los dos coordinadores. En total 24 personas y 22 versiones de los poemas en griego. Los dos coordinadores habían preparado un archivo con dos columnas; en la primera había los seis poemas en su versión original y en la segunda su traducción al griego. La traducción de cada poema que aparecía en el archivo era obra de alguno de los participantes – seis en total, escogido(s) al azar e in situ. Dicho archivo se proyectaba en una pantalla visible por todos los participantes y se manejaba por ordenador. Funciones de “secretaria” ejerció voluntariamente una de las estudiantes.
Tras la bienvenida a todos los asistentes, tomó la palabra Francisco Segovia que durante 25 minutos nos habló de su poética y de sus influencias literarias (del poeta griego Seferis, por ejemplo). Acto seguido empezó el taller propiamente dicho. Todos los asistentes debatieron con argumentos sobre la traducción de los poemas, partiendo de la versión de cada poema que aparecía en la pantalla, hasta llegar a una versión final aceptada por el grupo. En todo este proceso el poeta respondía a cuestiones sobre la interpretación de los poemas e iluminaba ciertos aspectos de su poesía y de la cultura mexicana, los llamados “culturemas”, tan presentes en estos poemas. De los dos moderadores, uno estaba encargado de coordinar el taller y dar la palabra a los asistentes (huelga decir que en un ambiente de debate tan acalorado hay momentos en los que todos quieren tomar la palabra a la vez) y el otro traducía al poeta, que no habla griego, las preguntas y los comentarios de los asistentes y, en general, lo que se debatía en el taller. Creemos que la presencia de dos coordinadores es absoluntamente necesaria para el buen desarrollo de un evento de estas características. El taller se concluyó a las 20.15h (no hubo descanso) con la traducción grupal de cuatro de los seis poemas.
Todo el proceso, como ya hemos mencionado, fue rodado. Unas dos semanas más tarde, nos volvimos a reunir en el mismo sitio los dos coordinadores y los estudiantes, en un post-taller para ver la proyección del vídeo, evaluar el taller y dialogar acerca de la calidad de la traducciόn final, el rescate de la polisemia del original en la versiόn final de la traducciόn, el cambio de las posturas de los participantes a lo largo del proceso y el “peso” de la autointerpretaciόn del autor en la versiόn final.
Pasemos a ver de manera detallada todo el proceso de organización y celebración del taller. Al poeta no lo conocíamos personalmente. Sin embargo, en 2010 habíamos colaborado con su padre, el ya fallecido poeta de origen español pero afincado en México, Tomás Segovia, en la organización de un taller de traducción colectiva de su poesía. Esta había sido la primera vez que nosotros dos organizábamos conjuntamente un taller de estas características. Después del taller con Tomás Segovia habían seguido, con lígeras variaciones en la estructura, dos más: con el poeta español Juan Vicente Piqueras (2011) y el poeta argentino afincado en Barcelona Carlos Vitale (2012). Cuando, pues, nos informaron del inminente viaje de Francisco Segovia a Grecia, nos pusimos en contacto con él y, con la colaboración del Centro de Lenguas Española, Catalana y Portuguesa, Abanico, que nos ofreció sus instalaciones, acordamos la celebración del taller. A continuación, procedimos a la elección de los poemas con los que trabajaríamos en el taller. El poeta nos envió la colección con la que le gustaría que trabajáramos y escogió a algunos de los poemas. A base de esta selección, los coordinadores eligieron los seis poemas que se traducirían para (y en) el taller. Los criterios de esta elección han sido fundamentalmente tres: la traducibilidad de los poemas (no queríamos algo excesivamente difícil), su extensión (no más de 12 versos cada poema) y nuestro gusto. Paralelamente, estamos a principios de septiembre de 2013, empezó el proceso de selección de los asistentes. Nos dirigimos exclusivamente a nuestros ex estudiantes (de cursos de traducción o de literatura, universitarios o no) como muestra de agradecimiento por la confianza que habían depositado en nosotros en cursos anteriores. En una semana recibimos 32 solicitudes de las cuales escogimos a los 20 participantes en virtud del orden de llegada de su solicitud. No había espacio material para todos, aunque creemos, por otra parte, que incluso este número ha sido muy elevado; un taller de estas características tiene que contar, como mucho, con entre 12 y 15 participantes. Entre estas 20 personas (17 mujeres y 3 hombres, 19 griegos y 1 española, todos con perfecto dominio del griego y del castellano) había cuatro personas que no habían tenido ningún contacto previo con la traducción. En contraposición, contábamos en el grupo con cinco personas que tienen considerable obra como traductores. Los once restantes habían seguido cursos o talleres de traducción y algunos de ellos habían participado en traducciones grupales. Los 20 participantes recibieron los seis poemas escogidos para el taller tres semanas antes del taller junto con i) instrucciones acerca de la organización del taller, ii) todos los poemas que inicialmente había escogido el poeta, iii) una introducción a su poesía escrita por los coordinadores y iv) unos breves comentarios del poeta acerca de cómo fue concebida y escrita la colección en cuestión. Además se les pidió permiso para la filmación del taller. Los participantes (al igual que los moderadores) tenían que traducir al griego los seis poemas y presentarlos el día del taller (en otros talleres habíamos pedido el envío previo de las traducciones como material para nuestro archivo y para comparar la evolución de las versiones individuales hacia la versión grupal, circunstancia que no se produjo en el taller en cuestión).
El taller tuvo lugar el 10 de octubre de 2013, desde las 17.00h hasta las 20.00h, en el centro de Atenas. Estuvieron presentes el poeta, los 20 estudiantes, la encargada con la filmación y los dos coordinadores. En total 24 personas y 22 versiones de los poemas en griego. Los dos coordinadores habían preparado un archivo con dos columnas; en la primera había los seis poemas en su versión original y en la segunda su traducción al griego. La traducción de cada poema que aparecía en el archivo era obra de alguno de los participantes – seis en total, escogido(s) al azar e in situ. Dicho archivo se proyectaba en una pantalla visible por todos los participantes y se manejaba por ordenador. Funciones de “secretaria” ejerció voluntariamente una de las estudiantes.
Tras la bienvenida a todos los asistentes, tomó la palabra Francisco Segovia que durante 25 minutos nos habló de su poética y de sus influencias literarias (del poeta griego Seferis, por ejemplo). Acto seguido empezó el taller propiamente dicho. Todos los asistentes debatieron con argumentos sobre la traducción de los poemas, partiendo de la versión de cada poema que aparecía en la pantalla, hasta llegar a una versión final aceptada por el grupo. En todo este proceso el poeta respondía a cuestiones sobre la interpretación de los poemas e iluminaba ciertos aspectos de su poesía y de la cultura mexicana, los llamados “culturemas”, tan presentes en estos poemas. De los dos moderadores, uno estaba encargado de coordinar el taller y dar la palabra a los asistentes (huelga decir que en un ambiente de debate tan acalorado hay momentos en los que todos quieren tomar la palabra a la vez) y el otro traducía al poeta, que no habla griego, las preguntas y los comentarios de los asistentes y, en general, lo que se debatía en el taller. Creemos que la presencia de dos coordinadores es absoluntamente necesaria para el buen desarrollo de un evento de estas características. El taller se concluyó a las 20.15h (no hubo descanso) con la traducción grupal de cuatro de los seis poemas.
Todo el proceso, como ya hemos mencionado, fue rodado. Unas dos semanas más tarde, nos volvimos a reunir en el mismo sitio los dos coordinadores y los estudiantes, en un post-taller para ver la proyección del vídeo, evaluar el taller y dialogar acerca de la calidad de la traducciόn final, el rescate de la polisemia del original en la versiόn final de la traducciόn, el cambio de las posturas de los participantes a lo largo del proceso y el “peso” de la autointerpretaciόn del autor en la versiόn final.
III. OBSERVACIONES, RESULTADOS Y CONCLUSIONES DEL TALLER Y DEL POST-TALLER
1) A pesar de la cifra elevada de participantes y el hecho de que no se conocían todos/as entre sí, el hielo se rompió velozmente y la participaciόn fue activa, masiva y hasta con afán de protagonismo en muchos casos. Hay que admitir que las “claves” facilitadas por el autor desempeñaron un papel muy importante. Tuvimos la suerte de disponer de un autor comunicativo y sincero, dispuesto a exponer los aparejos de su arte y a desmitificar las fuentes de su inspiraciόn.
2) En algunos puntos, el autor admitiό sinceramente que su intencionalidad era insuficiente para interpretar el texto (o hacerlo con certeza, de manera unívoca). Los participantes en el post-taller admitieron al unísono que la intencionalidad del autor no es una panacea. Se puede cuestionar, aunque no deja de servir para restar legitimidad a algunas vías demasiado erradas y arbitrarias de interpretación.
3) En tres puntos de disentimiento (con dos o más opiniones discrepantes sobre la versiόn al griego, nunca sobre la interpretaciόn) el problema fue zanjado por votaciόn.
4) La aplastante mayoría de los participantes (un 90%) en el post-taller aceptó que cambió de opinión sobre más de la mitad de los puntos de discrepancia gracias al proceso consensual condicionado por el diálogo interpretativo en el cual el autor servía como piedra de toque. El autor era una “garantía”, una suerte de red de protecciόn contra caídas, que permitía a los/las participantes “lanzarse”, además de hacer más “tragable”, desde el punto de vista psicolόgico, la opiniόn de los “otros” filtrada por su criterio (en lo que respecta a las interpretaciones, pues en el caso de las versiones al griego no podía decir nada, por no hablar griego, menos expresar su opiniόn en casos de opciones muy “libres y liberales” retrotraducidas para él por uno de los coordinadores). En algunos casos, indicados casi siempre por los moderadores –es aquí donde ellos desempañaron un papel crítico– las traducciones polémicas de algunos versos se sometían retrotraducidas a su criterio, a la espera de su “veredicto”. Sin ir más lejos, el propio título de la colección, Partidas, es un ejemplo característico de lo anteriormente señalado. La palabra había sido traducida, por la mayoría de los talleristas, como Marchas. No obstante, el poeta nos indicó que aunque el campo semántico de “marcha” está incluido en su “partida”, él lo emplea sobre todo en la acepción de “conjunto de gente armada que lucha, guerrilla”. No hubo versión grupal del título en griego... Para resumir: la presencia del autor fue decisiva en dos tipos de situaciones que suelen bloquear la traducciόn colectiva (e individual, a veces) y hasta grupal, sobre todo la traducciόn de poesía: a) la imposibilidad de distinciόn entre interpretaciόn y versiόn al griego, puesto que a menudo un estudiante rechaza de plano otra versiόn (que puede ser lícita) tachándola de interpretaciόn errόnea, b) la elecciόn entre los elementos formales o de contenido que se tienen que rescatar en la traducciόn a costa de otros, que se perderán necesariamente. El poeta, puesto que el poema se considera suyo, era el más “indicado” para sopesar la relevancia de algún elemeno formal o de contenido en el conjunto del poema.
5) El 70% de los participantes en el post-taller admitió que la presencia del autor invalidό positivamente la autoridad de los profesores. Los profesores llegaron a ser casi meros coordinadores/moderadores en cuanto a la interpretaciόn, por lo menos.
6) Para el poeta, la experiencia fue sin precedentes y, según nos ha revelado, le ayudó a ver sus poemas con ojos nuevos.
2) En algunos puntos, el autor admitiό sinceramente que su intencionalidad era insuficiente para interpretar el texto (o hacerlo con certeza, de manera unívoca). Los participantes en el post-taller admitieron al unísono que la intencionalidad del autor no es una panacea. Se puede cuestionar, aunque no deja de servir para restar legitimidad a algunas vías demasiado erradas y arbitrarias de interpretación.
3) En tres puntos de disentimiento (con dos o más opiniones discrepantes sobre la versiόn al griego, nunca sobre la interpretaciόn) el problema fue zanjado por votaciόn.
4) La aplastante mayoría de los participantes (un 90%) en el post-taller aceptó que cambió de opinión sobre más de la mitad de los puntos de discrepancia gracias al proceso consensual condicionado por el diálogo interpretativo en el cual el autor servía como piedra de toque. El autor era una “garantía”, una suerte de red de protecciόn contra caídas, que permitía a los/las participantes “lanzarse”, además de hacer más “tragable”, desde el punto de vista psicolόgico, la opiniόn de los “otros” filtrada por su criterio (en lo que respecta a las interpretaciones, pues en el caso de las versiones al griego no podía decir nada, por no hablar griego, menos expresar su opiniόn en casos de opciones muy “libres y liberales” retrotraducidas para él por uno de los coordinadores). En algunos casos, indicados casi siempre por los moderadores –es aquí donde ellos desempañaron un papel crítico– las traducciones polémicas de algunos versos se sometían retrotraducidas a su criterio, a la espera de su “veredicto”. Sin ir más lejos, el propio título de la colección, Partidas, es un ejemplo característico de lo anteriormente señalado. La palabra había sido traducida, por la mayoría de los talleristas, como Marchas. No obstante, el poeta nos indicó que aunque el campo semántico de “marcha” está incluido en su “partida”, él lo emplea sobre todo en la acepción de “conjunto de gente armada que lucha, guerrilla”. No hubo versión grupal del título en griego... Para resumir: la presencia del autor fue decisiva en dos tipos de situaciones que suelen bloquear la traducciόn colectiva (e individual, a veces) y hasta grupal, sobre todo la traducciόn de poesía: a) la imposibilidad de distinciόn entre interpretaciόn y versiόn al griego, puesto que a menudo un estudiante rechaza de plano otra versiόn (que puede ser lícita) tachándola de interpretaciόn errόnea, b) la elecciόn entre los elementos formales o de contenido que se tienen que rescatar en la traducciόn a costa de otros, que se perderán necesariamente. El poeta, puesto que el poema se considera suyo, era el más “indicado” para sopesar la relevancia de algún elemeno formal o de contenido en el conjunto del poema.
5) El 70% de los participantes en el post-taller admitió que la presencia del autor invalidό positivamente la autoridad de los profesores. Los profesores llegaron a ser casi meros coordinadores/moderadores en cuanto a la interpretaciόn, por lo menos.
6) Para el poeta, la experiencia fue sin precedentes y, según nos ha revelado, le ayudó a ver sus poemas con ojos nuevos.
IV. CONCLUSIONES GENÉRICAS
¿Puede acaso un taller de traducción de poesía ser beneficioso para la formación de nuevos traductores o de personas que ya se han iniciado profesionalmente en este campo? ¿Qué aporta la presencia del creador en un taller de este tipo? En otras palabras ¿puede el poeta, figura central y supuesto guardián del verdadero contenido de su obra, contribuir creativamente a la traducción de sus obras? La respuesta a la primera pregunta parece obvia: por supuesto, siempre que el profesor haya seleccionado textos adecuados para un taller con fines educativos y tenga la experiencia para guiar e inspirar a los estudiantes sin ahogar su creatividad y sin tratar de convertirse en figura central del taller y en portador de la traducción “correcta”.
Por otro lado, es discutible, y para muchos cuestionable la utilidad de la intervención del autor en el proceso de traducción. Es problema de límites: a pesar de que se ha hablado repetidas veces de la profesionalidad del traductor y el respeto que ha de mostrar hacia el original a la hora de verterlo al idioma de llegada, no se ha hecho hincapié con igual claridad en el hecho de que el escritor debe aceptar que la obra literaria es un texto multidimensional que está abierto a muchas interpretaciones que no son necesariamente compatibles con la suya propia. Si se respetan mutuamente estas condiciones, la presencia del autor en un taller de traducción con fines educativos puede resultar más que fructífera.
Nosotros, en este texto, hemos querido demostrar justamente las ventajas y los inconvenientes, así como la utilidad pedagógica de una traducción grupal en la que se cuenta con la presencia del autor. Hemos querido enseñar a nuestros estudiantes y cotraductores que la polifonía del trabajo colectivo conduce a un resultado traductológico más que válido que no es producto de la suma de las versiones individuales sino de la síntesis dialógica de los puntos de vista de un sujeto plural. Además, dentro de este marco de múltiples perspectivas e interpretaciones hemos querido ubicar y señalar la función que debe desempeñar la perspectiva autorial. Ojalá lo hayamos conseguido...
El taller de traducción de poemas del poeta mexicano Francisco Segovia con la presencia del poeta tuvo lugar en Atenas el 10 de octubre de 2013 en la sede de la academia de idiomas Abanico. Fue organizado y dirigido por Konstantinos Paleologos y Nikos Pratsinis y participaron los estudiantes: Yorgos Amolojitis, Nectaría Dasi, Sofía Fertaki, Jaralabos Dimu, Alexandra Golfinopulu, Maro Golikidu, Irini Iconomu, Ceoni Kabra, Xenia Kakaki, Spiros Lazaru, María Meladaki, Iluminada Murcia, María Pilijú, Aretí Potsiu, María Stratigacu, Marilía Tili, Eleni Votsi, Nadia Yanulia, Jrisanzi Yañá, Efi Yatraki.
¿Puede acaso un taller de traducción de poesía ser beneficioso para la formación de nuevos traductores o de personas que ya se han iniciado profesionalmente en este campo? ¿Qué aporta la presencia del creador en un taller de este tipo? En otras palabras ¿puede el poeta, figura central y supuesto guardián del verdadero contenido de su obra, contribuir creativamente a la traducción de sus obras? La respuesta a la primera pregunta parece obvia: por supuesto, siempre que el profesor haya seleccionado textos adecuados para un taller con fines educativos y tenga la experiencia para guiar e inspirar a los estudiantes sin ahogar su creatividad y sin tratar de convertirse en figura central del taller y en portador de la traducción “correcta”.
Por otro lado, es discutible, y para muchos cuestionable la utilidad de la intervención del autor en el proceso de traducción. Es problema de límites: a pesar de que se ha hablado repetidas veces de la profesionalidad del traductor y el respeto que ha de mostrar hacia el original a la hora de verterlo al idioma de llegada, no se ha hecho hincapié con igual claridad en el hecho de que el escritor debe aceptar que la obra literaria es un texto multidimensional que está abierto a muchas interpretaciones que no son necesariamente compatibles con la suya propia. Si se respetan mutuamente estas condiciones, la presencia del autor en un taller de traducción con fines educativos puede resultar más que fructífera.
Nosotros, en este texto, hemos querido demostrar justamente las ventajas y los inconvenientes, así como la utilidad pedagógica de una traducción grupal en la que se cuenta con la presencia del autor. Hemos querido enseñar a nuestros estudiantes y cotraductores que la polifonía del trabajo colectivo conduce a un resultado traductológico más que válido que no es producto de la suma de las versiones individuales sino de la síntesis dialógica de los puntos de vista de un sujeto plural. Además, dentro de este marco de múltiples perspectivas e interpretaciones hemos querido ubicar y señalar la función que debe desempeñar la perspectiva autorial. Ojalá lo hayamos conseguido...
Poemas traducidos al griego de Francisco Segovia de la colección Partidas
De guardia
y nosotros los guardias
alimento de los tigres
—Rikaku
84
El silencio de los muertos
es un silencio muerto ...
¡Oh tú que te callabas viva
como se calla el agua quieta!
95
Su abuelo se hizo al monte
en estos mismos cerros
donde él combate ahora
contra su abuelo :
“Es costumbre
—dice— como todo
asunto familiar” ...
Lo miran con recelo los que piensan
volver a la reja del arado un día
y los que no. Le reprochan
que desnude su verdad :
“Al extranjero y al enemigo
es en el espejo
donde hay que buscarlos”.
102
La tormenta sacó a la superficie
trozos de madera corales algas
que se pegan al casco como dedos
de un náufrago y nos hacen bambolear.
En el mástil desnudo ruge el viento
vengativo.
Sólo el cielo radiante está quieto.
Sólo el cielo.
¡Tan lejos!
De tan lejos
¿Cómo me oís vosotros?
Hablo de tan lejos ...
—René Char
203
Si digo “el agua”
¿quién va a imaginarse una caleta revolcada
un mar sin olas vulgar y tibio como el agua tibia?
Si digo “el río”
¿quién va a mirar la espuma espesa y ocre
la mugre rancia que avanza lenta a flor del agua?
Cañadas de basura y latas viejas.
Cielos mancillados árboles tullidos.
Sólo en la memoria
que guardan las palabras
siguen limpios.
|
Στη σκοπιά
και μεις οι σκοποί
τροφή για τις τίγρεις
—Ρικάκου
84
Η σιωπή των νεκρών
είναι μια σιωπή νεκρή…
Ω εσύ που σώπαινες ζωντανή
όπως σωπαίνει το ήσυχο νερό!
95
Ο παππούς του βγήκε στο βουνό
σ’ αυτούς τους ίδιους λόφους
που τώρα τούτος πολεμά
ενάντια στον παππού του :
«Συνήθεια είναι
-λέει- όπως όλα
τα οικογενειακά ζητήματα»…
Τον κοιτούν δύσπιστα όσοι σκέφτονται
να γυρίσουν στο ζυγό του αρότρου μια μέρα
και όσοι όχι. Τον κατηγορούν ότι
ξεγυμνώνει την αλήθεια του :
«Τον ξένο και τον εχθρό
στον καθρέφτη
εκεί να τους γυρέψεις».
102
Η καταιγίδα έβγαλε στην επιφάνεια
κομμάτια ξύλο κοράλλια φύκια
που κολλάνε στο σκαρί σαν τα δάχτυλα
ενός ναυαγού και μας κάνουν να κλυδωνιζόμαστε.
Στο γυμνό κατάρτι ο άνεμος ουρλιάζει
εκδικητικός.
Μόνο ο λαμπερός ουρανός είναι ήσυχος.
Μόνο ο ουρανός.
Τόσο μακριά!
Από τόσο μακριά
Πώς και με ακούτε;
Μιλάω από τόσο μακριά…
—Ρενέ Σαρ
203
Αν πω «το νερό»
Ποιος θα φανταστεί έναν όρμο ανταριασμένο
μια θάλασσα χωρίς κύματα άχαρη και χλιαρή σαν το χλιαρό νερό;
Αν πω «το ποτάμι»
Ποιος θα δει τον πηχτό και κιτρινωπό αφρό
την ταγγισμένη μούργα που προχωράει αργά στην επιφάνεια του νερού;
Ρεματιές από σκουπίδια και παλιά κονσερβοκούτια.
Ουρανοί σπιλωμένοι δέντρα σακατεμένα.
Μόνο στη μνήμη
που φυλάσσουν οι λέξεις
όλα παραμένουν καθαρά.
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