No hay que desaprovechar
la oportunidad que Liber 2005 ofrece para la divulgación de la literatura
griega contemporánea. Pero conviene no fundar exageradas expectativas en sus
alcances e influencia.
Entre las incontables ferias del libro que se celebran en
Europa, la de Liber posee un rango menor. Suele celebrarse en camino a la Feria
de Frankfurt, y generalmente se aprovecha para allanar los múltiples obstáculos
que no dejan de entorpecer la adecuada circulación de libros entre España y
Latinoanoamérica. Se trata, por lo tanto, de una feria que sobre todo atrae a
libreros y distribuidores, y que se centra en los aspectos más técnicos de la
comercialización del libro. Su impacto en los medios de comunicación es escaso,
y la afluencia de público insignificante. Pese a lo cual, no cabe desatender
las la plataforma que brinda para realizar según qué propuestas.
En el horizonte de la industria editorial hispánica, una
literatura como la griega contemporánea tiene que vencer grandes inconvenientes
para alcanzar cierta visibilidad. Así ocurre por razones no sólo lingüísticas,
sino también culturales, en el sentido más amplio y más complejo. Para empeorar
las cosas, la cultura griega contemporánea compite con los clichés de su pasado
clásico, que parecen distraer y agotar por sí solos la atención que el lector
común está dispuesto a conceder a una literatura que, por muy actual que sea,
le suena absurdamente remota. Así se hace difícil abrirse paso en el terreno
ocupado por las lenguas hegemónicas. Y si se tratara de llamar la atención
sobre una cultura muy particular y específica, con raíces seculares, debe
advertirse que el horizonte cultural español ya está asediado de antemano
—saturado, iba a decir— por las reclamaciones de varias tradiciones literarias
que coexisten con la española en el mismo terreno (nos referimos, sobre todo,
pero no exclusivamente, a las literaturas catalana, gallega y vasca).
De hecho, la manera más fácil que una literatura como la griega
tendría de abrirse paso en un medio cultural como el hispánico —o cualquier
otro, en la práctica— depende del azar: del éxito masivo, más o menos fortuito,
obtenido por un libro o por un autor determinado que actúa como caballo de
arrastre para otros contemporáneos suyos. Pero a falta de este golpe de
fortuna, una plataforma como el Liber debería aprovecharse actuando con la
máxima concreción posible, es decir con realismo, sin aspavientos. Esto supone
un importante trabajo de selección, primero, y a continuación una información
bien elaborada, ajustada a las limitaciones de sus destinatarios. Limitaciones
no sólo de orden lingüístico (imprescindible facilitar, a este respecto,
muestras de traducción muy cuidadas), sino también de imaginario cultural: esa
dificultad creciente que se tiene en la actualidad de imaginar adecuadamente la
otredad sin pasar por el exotismo. En este sentido, el reto mayor consiste en
ofrecer un menú literario que se mantenga a tanta distancia del
internacionalismo rampante (¿para qué traducir a un autor griego que me viene a
contar lo mismo que un autor inglés, francés o español?) como de los
particularismos locales (¿de qué me está hablando este autor griego?). Un menú
que habría de ofrecerse con la mayor claridad posible, sin hacer concurrir
demasiados títulos ni demasiados nombres (pues nadie está dispuesto a aceptar,
de entrada, que una literatura como la griega tenga en reserva más de media
docena de autores imprescindibles o de obras maestras). Y que con buen criterio
seleccionara, entre los posibles, aquellos títulos y autores que poseen no sólo
personalidad propia, sino también voluntad de hacerse oír. Algo esto último que
sugiere realizar, en el marco del libro, intervenciones bien articuladas, que
en la medida de lo posible contribuyan —con espíritu pedagógico, pero también
crítico— tanto al conocimiento directo de esos títulos y autores como a su
confrontación y a su diferenciación.
Texto
escrito por el crítico literario y ensayista Ignacio Echevarría (Barcelona,
1960) tras petición del Centro Nacional del Libro de Grecia (EKEBI) en 2005,
año que Grecia fue país invitado de honor en Liber.
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