Τρίτη 3 Μαΐου 2016

La aventura griega de Cervantes. Las traducciones de sus obras al griego, de Konstantinos Paleologos

A Miguel de Cervantes Saavedra le acompañó durante la mayor parte de su vida un apodo «griego»: Fue el Manco de Lepanto [Ναύπακτος], puesto que participó, en 1571en la famosa batalla naval entre las armadas del imperio otomano y de la Liga Santa, «la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros», como decía orgulloso él. Allí, como es conocido, fue gravemente herido de dos arcabuzazos en el pecho y en la mano izquierda que se le quedó anquilosada. No obstante, su aventura griega no terminó ahí, de hecho acababa de empezar. No, Cervantes no regresó en persona a «tierras helenas», como suelen llamar Grecia los comentaristas deportivos, pero su obra sí; tardó bastante en llegar pero se quedó para siempre. Vamos a coger el hilo de nuestra naración desde el principio...
De acuerdo con los datos de los que disponemos hoy, la primera traducción manuscrita al griego que se conoce del Quijote se realizó del italiano y fue redactada en la floreciente corte de Mavrocordatos [Μαυροκορδάτοι] en Bucarest con toda probabilidad a principios de la tercera década del siglo XVIII. Recordamos en este punto que los Mavrocordatos eran aristócratas de origen fanariota, es decir provenían de familias griegas de Constantinoplaque ocuparon puestos de poder durante el reinado otomano que gobernaron los principados semiautónomos danubianos de Moldavia y Valaquia desde principios del siglo XVIII hasta principios del siglo XIX. El manuscrito en cuestión fue creado y, posteriormente, copiado en el período durante el cual fue gospodar, es decir, gobernante de Valaquia, Nicólaos Mavrocordatos [Νικόλαος Μαυροκορδάτος] (1719-1730) y circuló entre los fanariotas intelectuales del principado que junto con Moldavia fueron dos regiones muy abiertas a la recepción de elementos culturales occidentales.
Hasta nuestros días han llegado solo cuatro copias incompletas y anónimas: una pertenece a la colección privada del médico griego Tomazos Sgurdeos [Τομάζος Σγουρδαίος] (lleva la firma de su primera propietaria, Smaragda Mavrocordatu [Σμαράγδα Μαυροκορδάτου], tercera esposa de Nicólaos Mavrocordatos y posible traductora de la obra y contiene los catorce primeros capítulos de la primera parte del Quijote), otra en la biblioteca del pueblo histórico de Vitina [Βυτίναen el Peloponeso (comprende solo la historia del “Curioso impertinente”), la tercera en la Academia Rumana en Bucarest (reproduce casi la totalidad de la segunda parte del Quijote) y la cuarta en la Biblioteca Yenadios [Γεννάδιος Βιβλιοθήκηde Atenas (es la única fechada, el manuscrito data de 1826, e incluye desde el capítulo 39 hasta el final de la primera parte y toda la segunda parte). Basados en las tres primeras copias, en 2007, Yeoryios Kejayoglu [Γεώργιος Κεχαγιόγλου] y Ana Tabaki [Άννα Ταμπάκη] realizaron una edición comentada de esta primera traducción conocida de la obra al griego.
Como posibles autores de la traducción se barajan varios nombres de miembros de la familia de Mavrocordatos (como la ya mencionada Smaragda Mavrocordatu, de Ioanis Skarlatos [Ιωάννης Σκαρλάτοςo de Skarlatos Mavrocordatos [Σκαρλάτος Μαυροκορδάτος]), aunque bien podría ser alguna otra persona culta de su círculo que hablara italiano. Vale la pena señalar que esta primera traducción manuscrita al griego del Quijote es la primera que se hace en un país de los Balcanes y del este de Europa. El texto italiano que se empleó en la primera traducción al griego fue, con toda probabilidad, la primera traducción ilustrada de los dos volúmenes de El Quijote al italiano, hecha por Lorenzo Franciosini, publicada en Roma en 1677 (la primera en general al italiano se realizó en Venecia en 1622). Sabemos que la edición de 1677 existía en la famosa biblioteca de Nicólaos Mavrocordatos ya en año 1725, de acuerdo con los catálogos bibliotecarios que se han encontrado. También sabemos que en dicha biblioteca había una traducción al francés, imprimida en Lyon en 1718, reimpresión de la traducción anónima que había salido del círculo jansenista de Port-Royal en 1677. En este punto hay que señalar que la primera traducción al griego es obvio que percibe al Quijote como una historia divertida y entretenida.
            Las primeras noticias de la primera traducción del Quijote al griego la rastreamos en la correspondencia que se produce en aquel año entre miembros de la corte de los Mavrocordatos. De ella se deduce que la obra de Cervantes no solo se conoce por aquellos lares sino que además hay críticas y algunas adaptaciones teatrales.
No obstante, a pesar de la existencia y circulación de esta traducción, junto con la difusión de traducciones italianas y francesas (que eran los idiomas que más dominaban los fanariotas), no hay noticias acerca del contacto de los lectores grecohablantes con la obra original, circunstancia que explica las relativamente pocas referencias a la obra de Cervantes a finales del siglo XVIII en el ámbito de habla griega. A principios del siglo XIX empezamos a encontrar más frecuentemente referencias a Don Quijote, sobre todo como un personaje cómico, siempre dentro de un círculo limitado de personas eruditas, sobre todo fanariotas o griegos que vivían en el extranjero. Un ejemplo característico de estas referencias lo constituye la inclusión, en una carta que envía, en 1826, el fanariota Ioanis Karatzas [Ιωάννης Καρατζάς], príncipe de Valaquia, de los términos «donquijotismo» y «donquijotista», haciendo referencia a un comportamiento irracional, absurdo y altanero.
La primera referencia al Quijote en el mundo editorial griego se produce en la revista literaria griega de Viena Ερμής ο Λόγιος [Hermes el Erudito] en 1816, cuando en un artículo anónimo se critica un libro de Daniil Filipidis [Δανιήλ Φιλιππίδης], un erudito sacerdote griego que residía en Bucarest. El articulista se refiere a «Don Quichot», con más que evidentes influencias francesas, llevando a cabo uno de los más tempranos estudios comparativos de las letras neogriegas. En la misma revista encontramos otras dos referencias, en 1817 y en 1819, a «Don Quijot» y a «Don Kijotu», respectivamente, hecho que demuestra que el héroe de Cervantes ya se consideraba como una figura legendaria en los círculos literarios de la época. A partir de la década de los 20 del siglo XIX se multiplican las referencias al nombre de Don Quijote (revista Melisa (1820), Io (1836), etc.) así como la aparición de relatos traducidos con temas quijotescos.
Cervantes entra inicialmente en las letras “impresas” griegas de manera indirecta a través de la traducción de otros escritores, como los franceses Alain-René Lesage (1668-1747) y Jean-Pierre Claris de Florian (1755-1794). En 1796 en Viena se edita la traducción de Galatée de Florian (sobrino de Voltaire), hecha por el amigo y colaborador del ilustrado revolucionario Rigas de Velestino, Antonios Koroniós [Αντώνιος Κορωνιός] (ΓαλάτειαΔράμα ποιμενικόν του κυρίου Φλωριανού), sin que se mencione el nombre de Cervantes, a pesar de que la obra de Florian es clarísima imitación de la obra de Cervantes.
En 1836, ya en el recién fundado reino de Grecia, E. D. Iliópulos [ΕΔΗλιόπουλοςtraducirá, no se sabe si del español o de alguna versión francesa o italiana intermediaria, Galatea de Cervantes (de Mijaíl Quervandos) en la ciudad de Patras. En ese mismo año, Jarálambos Mijalópulos [Χαράλαμπος Μιχαλόπουλοςpublica en Esmirna, bajo el título μανιώδης (El furioso), una versión griega de la adaptación teatral de la historia de Cardenio (capítulo XXIV de la primera parte del Quijote), basada en el libreto italiano de Jacopo Ferretti de la ópera de Gaetano Donizetti Il furioso all’isola di San Domingo, estrenada en Roma en 1833, la cual se inspira a su vez en una homónima comedia italiana de 1820 de autor desconocido. Dos años más tarde, en 1838, el traductor N. I. Saltelis [ΝΙΣαλτέλης] incluye la traducción de «La novela del curioso impertinente» (capítulos XXXIII - XXXV de la primera parte del Quijote), bajo el título «Ο μωρός περίεργος», pero no del original sino de la adaptación de Florian, dentro de la traducción de Le Diable Boîteux de Lesage, una novela picaresca inspirada en El diablo cojuelo de Luis Vélez de Guevara. Vemos, pues, que prácticamente se traducen primero las dos novelas intercaladas en la primera parte del Quijote.
A mediados del siglo XIX tenemos una serie de poemas que se refieren al Quijote de poetas como Andreas Laskaratos [Ανδρέας Λασκαράτοςen 1840, de Stéfanos Cumanudis [Στέφανος Κουμανούδηςentre 1845 y 1851 y de Ceódoros Orfanidis [Θεόδωρος Ορφανίδηςen 1858, lo que demuestra la consagración de la obra en los círculos literarios, aunque sin la existencia de una traducción completa en forma impresa.
La primera traducción impresa del Quijote apareció en la ciudad de Esmirna, en la costa este del mar Egeo (actualmente en terrotorio turco) en 1852 bajo el título Ο Δον Κισώτος της Μάγχης [Don Kisotos de la Manchay se presenta como novela de Florian, evidentemente porque el traductor Ceodoros Catramiz [Θεόδωρος Κατραμίζignora que se trata de una obra de Cervantes que Florian había adaptado y traducido al francés (versión que servirá para todas las traducciones al griego hasta 1919). Catramiz realizó una versión abreviada de la adaptación de Florian y el lenguaje que utiliza es relativamente simple y no demasiado culto. En 1860 se imprime en Atenas la traducción de una versión simplificada de la novela bajo el título Δον Κισότ ή Τα περιεργότερα των συμβάντων αυτού [Don Quisot o sus eventos más curiosos], probablemente de una adaptación francesa para niños. El traductor de dicha traducción nos es desconocido.
Otro traductor que emplea el texto de Florian es Ioanis Isidoridis-Skilichis o Skilisis [Ιωάννης Ισιδωρίδης-Σκυλίτσης ή Σκυλίσσηςque presenta su traducción/adaptación de la obra de Florian bajo el título Δον Κιχώτης ο Μαγκήσιος [Don Quijote el Chulo] en 1864 en dos ediciones, en Trieste y Atenas. Hubo además una publicación por entregas de la traducción en el diario griego de Trieste Ημέρα της Τεργέστης [Εl Día de Trieste]. Dicha traducción gozó de mucha popularidad y prueba de ello son las reimpresiones en Estambul (en 1882) y en Atenas (en 1894). Hubo además reimpresiones anónimas de esta traducción en Atenas en 1912 y en 1915, y circuló por entregas, a partir del año 1915, como anejo de la sección de «Biblioteca» del periódico emblemático de la colonia griega neoyorquina Εθνικός Κήρυξ [Heraldo Nacional]. Skilichis explica en su prólogo que al no conocer el idioma del original, se decantó por la versión de Florian la cual, a su vez, la adaptó con el propósito de hacerla más legible para el público grecohablante. También se refiere a la idea que de la obra tenían hasta entonces los griegos la cual no coincidía con la recepción de la misma por parte de la intelectualidad europea de la época que ya había detectado y analizado los significados más profundos de la obra. La traducción de Skilichis fue la traducción a través de la cual los griegos conocieron a Quijote a lo largo de más de cincuenta años, hasta que apareciera la traducción de K. Κarceos [ΚΚαρθαίος].
Skilichis con su traducción introdujo ampliamente a Don Quijote al mundo literario griego y, como consecuencia de ello, se multiplicaron las referencias literarias al héroe cervantino. Asimismo Skilichis con su traducción consagró el que iba a ser el nombre griego del héroe hasta la aparición de la traducción de Panayotidu [Παναγιωτίδου] a principios del siglo XXI, esto es, Δoν Κιχώτης [Don Quijotis], poniendo así fin a la multiplicidad y diversidad de formas que se habían empleado para trascribir y adaptar el nombre del héroe cervantino a la lengua griega. Se trata de más de treinta nombres, de evidente influencia francesa en su gran mayoría, como Don Quijot, Don Cuixotos, Don Quisotos, Don Quisot, Don Quisó, Don Quijotos, etc. Además el nombre Quervandis que le dio a Cervantes dominará hasta la aparición de la traducción de Karceos.
A pesar de la considerable popularidad del Quijote, en 1905 no detectamos importantes homenajes a la obra con el motivo de los trescientos años de la aparición de la primera parte de la obra.
            En 1912 se traduce al griego por Grigorios Xenópulos [Γρηγόριος Ξενόπουλος]consagrado escritor griego de la época y editor de la revista H Διάπλαση των Παίδων [La instrucción de los niños], una adaptación francesa para niños de la obra que publica en su revista. Además, en 1915, se introduce por primera vez un fragmento del Quijote en un libro de texto (Εκλογή Αναγνωσμάτων εκ ξένων λογοτεχνιών εν μεταφράσει του Ιωάννου Ν. Σιδέρη) para los estudiantes del tercer y cuarto curso de la educación secundaria. Se trata de la famosa historia de la lucha contra los molinos, en la traducción de Skilichis.
Desde noviembre de 1919 comienza a publicarse por entregas en la revista literaria Νumás [Nουμάς], una revista que desempeñó un papel importante en la consagración del uso de la variante popular del griego, más conocida como “Dimotiquí”, en la literatura griega, la traducción de la primera parte del Quijote llevada a cabo por K. Κarceos, anunciada como la primera traducción griega del original español. Gozó de gran aceptación por parte del público y fue todo un éxito editorial y comercial para la revista Νumás. Se completó en enero de 1921 y ese mismo año se editó en un tomo (hubo además dos reimpresiones en 1944 y en 1954). Su rasgo principal era el vigoroso lenguaje popular utilizado por Κarceos. La traducción de Karceos consolidó aún más el uso del nombre «Don Quijotis» [Δον Κιχώτηςque había introducido Skilichis en 1864. Pero, sobre todo, con dicha traducción se adoptó la pronunciación castellana del nombre de Cervantes [Θερβάντες]. Recordamos que antes se habían empleado versiones como Mijaíl Servandis, Quervandes, Quervandis, Chervandes, Servandes, Servandés, etc. Karceos no pudo concluir la traducción de la segunda parte a causa de su muerte en 1955 (pudo llegar hasta el capítulo XXVII). Desde este punto y hasta el final de la obra tomó el relevo Ιulía Iatridi [Ιουλία Ιατρίδη], traductora de obras importantes como La niebla de Unamuno o Divinas palabras de Valle Inclán, que concluyó su traducción a principios de la década de los 60. La traducción de Karceos (que a partir de la edición, en 1944, incluía una introducción del traductor acerca de la obra de Cervantes) es todo un hito para las letras griegas no solo porque introdujo definitivamente la obra de Cervantes en nuestro país, sino porque además fue el detonante para que aparecieran en las letras griegas, sobre todo en poesía, una serie de obras inspiradas en el Quijote. Podemos mencionar los ejemplos de poetas muy importantes como Kostas Uranis [Κώστας Ουράνης], Kostas Kariotakis [Κώστας Καρυωτάκης], Yanis Ritsos [Γιάννης Ρίτσος], Nikos Kazantzakis [Νίκος Καζαντζάκης] y otros. Veamos, como ejemplo, la primera estrofa del poema de Kariotakis titulado «Don Quijotes» Δον Κιχώτες»], escrito en 1920:

Οι δον Κιχώτες πάνε ομπρός και βλέπουνε ως την άκρη
του κονταριού που εκρέμασαν σημαία τους την Ιδέα.
Κοντόφθαλμοι οραματιστές, ένα δεν έχουν δάκρυ
για να δεχτούν ανθρώπινα κάθε βρισιά χυδαία.

Y una traducción de Vicente Fernández González:

Los don Quijotes avanzan y no ven más allá
de la punta de su lanza, la Idea en el pendón.
Visionarios tan míopes que no pueden ni llorar
y encajar humanamente la injuria y el baldón.

La idea que se tenía del Quijote en Grecia cambió radicalmente tras la traducción de Karceos, ya que a raíz de ella se escribieron bastantes reseñas bibliográficas y se reconocieron los profundos valores estéticos e ideológicos que atraviesan la obra. Por último señalar que fragmentos de la traducción fueron incluidos en libros de texto de la educación primaria y secundaria griega.
En 1932 aparece otra adaptación de la obra para niños, hecha por D. Damasquinós [ΔΔαμασκηνός] publicada por la editorial Dimitracu [Εκδόσεις Δημητράκουen la serie Biblioteca Infantil. Dicha adaptación tuvo dos reimpresiones en 1934 y 1935.
En 1954 tenemos en Atenas la traducción de Sotiris Patatzis [Σωτήρης Πατατζής] para Ediciones Internacionales [Διεθνείς Εκδόσειςque se reimprime en 2000, y en 1956 se publica con gran éxito y numerosas reimpresiones por la histórica editorial ateniense Kedros [Κέδρος] la adaptación para niños del escritor Kostas Várnalis [Κώστας Βάρναληςbajo el título Ο Δον Κιχώτης από τη Μάντσα [Don Quijote de la Mancha].
En 1961 se editan en un volumen las dos partes de la obra, en traducción de Karceosla primera parte, y de Kostas Kulufacos [Κώστας Κουλουφάκος], la segunda. Dicha traducción, aunque llegó a reeditarse en 1977 no tuvo la repercusión que se esperaba. En 1964 se publican de nuevo las dos partes de la obra, esta vez en dos volúmenes, en la traducción de Karceos y de Iatridi por la editorial Hestia [Βιβλιοπωλείον της Εστίας]. De esta edición tenemos muchas reimpresiones, la última en 2003. En 2007 requiere los derechos de la traducción de Karceos la editorial Patakis [Πατάκης] que, curiosamente, sustituye la parte traducida por Iatridi por una nueva versión hecha por Agací Dimitruca [Αγαθή Δημητρούκα].
Regresemos, sin embargo, a la década de los 90 para hablar de la publicación de dos nuevas traducciones del Quijote, las dos del español y en dos volúmenes, bajo el título común de Δον Κιχώτης [Don Quijote]. La primera es de Ilías Matcéu [Ηλίας Ματθαίου], que además ha escrito una introducción y notas, y fue editada en 1994 por la editorial Exandas [Εξάντας]. La segunda, que pasó prácticamente desapercibida, es de Dimitris Risos [Δημήτρης Ρήσος], (editorial Grámata [Γράμματα1997). Los dos traductores tenían la ambición de sustituir la traducción de Karceos, por aquello de que las traducciones tienen fecha de caducidad y requieren de actualización. En este aspecto la traducción de Matcéu parece que aguantó más en el tiempo y se reimprimió en 2011 por la editorial 4π Ειδικές Εκδόσεις Α.Ε.
En 2009 la casa editorial Estía, que había editado la traducción de Karceos e Iatridi, publicó la última, hasta el momento, traducción de la primera parte de Don Quijote, llevada a cabo por Melina Panayotidu [Μελίνα Παναγιωτίδου] basada en la edición de 2004 de Francisco Rico, bajo el título Δον Κιχότε ντε λα Μάντσα. Ο ευφάνταστος ιδαλγός δον Κιχότε ντε λα Μάντσα. La traducción, que apuesta por la hispanolización de todos lo nombres propios, ha contado con la ayuda económica del Ministerio de Cultura español, ha sido muy elogiada por los críticos literarios y en 2010 ganó el premio de traducción literaria que otorga cada año el Instituto Cervantes de Atenas a las traducciones de obras literarias españolas e hispanas al griego. A finales de 2018, la traductora, presentó la segunda parte de la obra, publicada de nuevo por Estía.
Con respecto a las otras obras escritas por Cervantes, ya hemos mencionado la traducción, en 1836, de Galatea por E. D. Iliópulos en la ciudad de Patras. Por su parte, las Novelas ejemplares gozan de dos traducciones de la obra completa [además de ediciones de algunas novelas sueltas como es el caso de «Rinconete y Cortadillo», traducida como «Οι αρχικλεφταράδες της Σεβίλλης» por Leonidas Caratzás [Λεωνίδας Καρατζάς] en 1983 ο, «El amante liberal», traducida como «Ο γενναιόδωρος ερωτευμένος» en 2017 por el profesor de la Universidad de Granada, Moschos Morfakidis Filactós]. La primera, bajo el título Παραδειγματικές νουβέλες, es del propio Ilías Matcéu (en 1989, en dos tomos, para la editorial Gnosi [Γνώση]) y la segunda, bajo el título Υποδειγματικές νουβέλες, de Sofía Cornaru [Σοφία Κορνάρου] (en 2003 el primer tomo y en 2004 el segundo, para la editorial Printa). Por último, en 2005 y en traducción colectiva supervisada por Isnini Kansí [Ισμήνη Κανσή] (traductora de Lazarillo y de Celestina entre otras obras) el Instituto Cervantes de Atenas editó, en edición bilingüe, el entremés El retablo de las maravillas [Η Σκηνή των θαυμάτων].
Solo por la proliferación de traducciones de obras cervantinas a principios del presente siglo, entendemos que Cervantes, en parte, hay que reconocerlo, por la coincidencia del 400 aniversario de la publicación de las dos partes de la obra y de la muerte del autor, ya está plenamente consagrado en la conciencia lectora de los griegos («consagrado» no quiere necesariamente decir «leído»). Dicha circunstancia se ve potenciada por una serie de actos que describiremos a continuación: En octubre de 2000 la Sociedad Internacional de Cervantistas, en colaboración con la Sociedad de Hispanistas Griegos, organizó su 4º Congreso Internacional precisamente en Lepanto, la ciudad donde luchó y fue herido Cervantes. En 2005 se celebró en la Universidad de Aristóteles de Salónica un congreso internacional sobre la influencia del Quijote en las letras y el arte. En 2007 fue editada por la editorial Metejmio [Μεταίχμιο] la biografía de Cervantes escrita por Andrés Trapiello (traducción de Konstantinos Paleologos [Κωνσταντίνος Παλαιολόγος]). Por último, en 2015 la revista literaria Books’ Journal junto con el blog literario dedicado al minicuento Planodion-Bonsái organizaron un concurso de minicuentos (de hasta 150 palabras) inspirado en el Quijote. Se recibieron 129 minicuentos y este es el relato ganador:

¿Sancho?

de Nikos Dimu

Hoy me han traído un nuevo interno. «Don Quijote». En su ficha pone: «Tranquilo e inofensivo».
(Por más que parezca un antiguo número de revista teatral, en nuestros hospitales hay napoleones, alejandromagnos...)
Se parecía al Quijote tradicional, tal como lo dibujó Doré. Alto, enjuto, con barba de chivo.
—La lucha continúa —me dijo confidencialmente. Tenía los ojos azules, descoloridos.
—Somos muchos, aunque no se nos vea —continuó—. Vamos a cambiar el mundo.
Yo callaba. ¿Qué podía decir?
Después me agarró por los hombros y mirándome a los ojos me expuso su problema. «Pero para conseguirlo necesitamos de fieles escuderos. Nosotros los caballeros siempre nos hemos apoyado en nuestros escuderos. Sancho Panza daba de comer y almohazaba a Rocinante e incluso me preparaba la comida. Sin él soy un inútil. ¿No tendrá alguno por aquí?»
¿Qué iba a decirle? ¿Que en treinta años de psiquiatra había visto a bastantes Don Quijotes pero a ningún Sancho?

(La traducción colectiva al español se llevó a cabo en el marco del taller de traducción literaria del griego al español que se organizó en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga en mayo de 2016, bajo la coordinación de los profesores Konstantinos Paleologos y María López Villalba. Participaron los estudiantes: Sadi Amro, Antonio García Guzmán, Benito Gómez Ibáñez, Dímitra Ketetzudi, Ramón Carlos Morales, Dímitra-Adamandía Mumtzí, Adolfo Orcajo, Rocío Sánchez González, Desirée Sánchez Rosa, Juan Vargas).

            Decía Flaubert de su Bovary, no sin cierta amargura, que ella estaría allí cuando él se hubiera marchado. Es la gran suerte y la gran condena de los escritores llamados clásicos: su obra vive más que ellos, mucho más. Cervantes pasó en Grecia unos pocos gloriosos días que le dejaron marcado para siempre, sin embargo, su Quijote, su Sancho, su Rocinante siguen paseando a sus anchas por el Ática y las otras regiones de esas lejanas “tierras helenas” que su creador ni siquiera sabemos si llegó a pisar.

Este texto se declara agradecido a la labor investigadora de Odiseas Vaguelás [Οδυσσέας Βαγγελάς] y a las siguientes fuentes bibliográficas que le proporcionaron gran parte de la información en el presentada:
  
Bibliografía

KejayogluYeoryios [ΚεχαγιόγλουΓεώργιος],TabakiAna [ΤαμπάκηΆννα]. Μιχαήλ Τσερβάντες, Ο επιτήδειος ευγενής δον Κισότης της Μάντσας. Η πρώτη γνωστή ελληνική μετάφραση έργου του Cervantes,(τρίτη δεκαετία του 18ου αιώνα;). Αtenas: Ινστιτούτο Νεοελληνικών Ερευνών, Εθνικό Ίδρυμα Ερευνών, 2007.
Marín Casal, Guillermο. «Tras las huellas griegas de Don Quijote en sus andanzas por Bucarest, Esmirna, Trieste, Constantinopla, Nueva York y Atenas». Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of AmericaVol. 30, Nº. 1, 2010, págs. 47-86.

Samuil, Alexandra [Σαμουήλ, Αλεξάνδρα]. Ιδαλγός της Ιδέας. Η περιπλάνηση του Δον Κιχώτη στην ελληνική λογοτεχνία. Atenas: Πόλις, 2007.


Charla pronunciada en Málaga, en el Centro Andaluz de las Letras, el 3 de mayo de 2016. Texto actualizado en 2018. 

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