Amor
anisosilábico
El
suelo virgen de mi alma,
Por
las llamas ardientes
De
mis ojos, añoré,
En
la ternura de tu mano iluminada.
Ladrones
atrevidos las miradas,
De
tu piel invadieron la tierra santa.
Joviales
exaltaban el amor
De
la capilla las sonoras campanadas.
A
todos los santos suplicaba
Que
me mandasen una pura cera,
Antes
de que tú vinieras a mi lado,
El
libro de mi vida que naciera.
Jaime Nada, “Al borde de la poesía” 2016
Ondulaciones
amorosas
En
la escalera hunde tu cuerpo.
La brisa
a mi mandato acaricia tu pelo.
Mi
mano invisible te toca tierno,
Al
sentarme en el barco lleno de celos.
Te
veo. Rubia.
Te veo. Roja.
Te
veo. Morena.
Te
veo. Blanca.
Se
pierde el color
Indeciso,
efímero
De
tu hermosura.
Pero,
tú.
Tú
no eres un fantasma.
Tú
no eres un espíritu ajeno, opaco, misterioso.
Te
siento. Estás viva.
Te
siento. Me hablas.
Te
siento. Me miras.
Te
siento. Me sonríes.
Sólo
me falta abrir los ojos.
Sólo
me falta un instante para tocarte.
Es
el miedo que seas una mentira.
Jaime Nada, escrito el 30 de octubre de 2017
La
batalla con el Tiempo
¡Que
se pare el tiempo
En
un abrazo materno!
En
un refugio tierno
Anulador
del miedo.
¡Que
se pare el tiempo
En
la voz de un padre!
En
el rostro de un niño
Que
lo mira temblante.
¡Que
se pare el tiempo
En
una amistad adolescente!
Que
se queda intangible
Por
el viento creciente.
¡Que
se pare el tiempo
En
los momentos felices!
En
los cuentos, en los mitos,
En
los amores de Ulises.
¡Que
se pare el tiempo
En
las manos serviles
De
una ninfa sonriente
Sobre
el pecho de Aquiles.
¡Que
se pare el tiempo
Ahora
mismo!
¡Que
no engulla los momentos
El
abismo del olvido!
¡Que
se despierte ahora mismo
El
Caballero Andante!
¡Que
se levante él que entró
En
la Babilonia, triunfante!
El
tiempo no se vence
En
su insano transurso.
Α los momentos se
inclina
Despojadas
de lujo.
Jaime Nada, empezado en octubre de 2017, escrito en
una servilleta de papel.
Cita en la
lluvia
Las
gotas agradables caen por el techo,
en
una madrugada de mayo,
y
aprovecho
pensar
en ti,
a
escondidas.
Las
gotas incesantes caen por la mente,
en
un silencio de mayo,
y,
de repente,
sueño contigo,
a
escondidas.
Las
gotas irritantes caen por el vacío,
en
una soledad de mayo,
y
me alivio,
despertarme
contigo,
a
escondidas.
Las
gotas por el techo siguen cayendo
en
una esperanza de mayo,
y
yo cuento
el
tiempo que nos separa,
a escondidas.
Jaime Nada, escrito en un pedazo de papel en mayo de 2017.
Δεν υπάρχουν σχόλια:
Δημοσίευση σχολίου