Παρασκευή 29 Ιανουαρίου 2016

Sin días libres, de Aléxandros Gramatikós

Ponía el pie por primera vez en Grecia después de tres años en el extranjero, al otro lado del mundo, en Sidney. Aterrizamos en el Aeropuerto Internacional Eleftherios Venizelos al mediodía. Atasco en la cola para coger un taxi, pero un atasco ordenado. Detrás de mí había un joven, puede que de mi misma edad. Acababa de llegar de Canadá, Montreal, donde había pasado cuatro años. Trabajábamos sin días libres, nonstop, para saldar nuestras deudas, para enviar aquí algún dinerillo, para comer y para ahorrar algo. Inseguros actos reflejos, temíamos perder el trabajo.  «Como un sueño», estábamos los dos de acuerdo, «como si no hubiera pasado ni un minuto desde que nos marchamos, como si fuera ayer». Estábamos en la misma ciudad con un permiso de 20 días. Yo cocinero, él chico de la limpieza. Quizás volviéramos al trabajo, quizás no. Quizás si encontráramos trabajo, aunque fuera mal pagado, juráramos no volver al otro lado del mundo. Decíamos las mismas cosas, sonábamos como el eco, como si fuéramos la misma persona. Le miré a los ojos para asegurarme de que no era un reflejo, le di una palmadita en la espalda. Compartimos el taxi. Al centro de Atenas los dos. Él iba a Abelókipi, yo a Exarjia. Coincidencia, sincronización, todo funcionaba con la precisión de un reloj. Antes de llegar a la calle Panormou el taxi se quedó parado, atasco monumental. Día Mundial contra el Racismo y una marcha antirracista en el centro. Por los emigrantes, los refugiados, los que son diferentes y los que no. Por una vida digna para todos y todas, vengan de donde vengan y vayan a donde vayan. Había muchas pancartas, las consignas eran claras. El taxi no se movía del sitio. El taxista quiso decir algo, pero no le dio tiempo, lo paró el mismo gesto espontáneo, nuestras manos en su hombro. No me importaba ni cuándo ni cómo saldríamos de este atasco, y al otro tampoco. Atrapados en la carretera. No me importaba incluso perder todas las vacaciones, al carajo. Se abrieron las ventanillas para dar paso al aire fresco, mientras escuchábamos las consignas pacientemente.


Fuente: primera publicación en el blog Planodion – Historias Bonsái (10 de octubre de 2015).

Aléxandros Gramatikós: (Tesalónica, 1969). Estudió Economía en la Universidad Aristóteles de Tesalónica e hizo un máster en la Universidad de Portsmouth, Inglaterra. Ha trabajado en el campo de la comunicación publicitaria. Λά­θρα Beach κα λ­λα δι­η­γή­μα­τα (Editorial: Νη­σί­δες, 2009) es su primer libro.


Traducción: Naiara García Fernández

Revisión: Konstantinos Paleologos y
Proyecto GreQuerías

Δεν υπάρχουν σχόλια:

Δημοσίευση σχολίου